La voz del museo
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Espacio Visual Europa (EVE) 11 diciembre,2025 |
¿Quién tiene derecho a decir «esto es verdad» en el museo?
En museología hablamos con naturalidad de tradición, patrimonio, legado, herencia. Parecen palabras sólidas, tranquilizadoras: nos sitúan ante algo que «ya estaba ahí» y que el museo simplemente recoge, ordena y muestra. Pero si rascamos un poco, descubrimos que la tradición no es un paquete cerrado que viene del pasado, sino una construcción del presente: alguien decide qué entra, qué se queda fuera, qué se legitima y qué se invisibiliza. Y ahí se juega buena parte del futuro de los museos.
Diversos autores llevan años recordándonos que muchas «tradiciones» son, en realidad, tradiciones inventadas: conjuntos de prácticas y relatos que se presentan como antiguos para justificar un orden social o político determinado (Hobsbawm y Ranger, 1983). El patrimonio, entendido como aquello que conservamos y transmitimos, es más un puente que tendemos hoy hacia un pasado posible que una conexión directa con «lo que realmente fue».
Los museos han sido actores centrales en esa operación: seleccionan, clasifican, exponen y, al hacerlo, fijan ciertos significados como si fueran naturales. La cuestión es si, en plena era de la posverdad, podemos seguir funcionando con esa misma lógica.
Tradición, Poder y Disputa de Relatos.
Cada vez que un museo decide qué se conserva, qué se etiqueta como patrimonio nacional o local, qué se narra como «raíz» o «identidad», está tomando partido. No porque manipule datos, sino porque opera dentro de un campo de fuerzas: Estado, élites, comunidades, minorías, empresas, organismos internacionales. La tradición no es solo memoria, es también poder.
Esto significa que:
- no todas las voces participan por igual en la definición de lo que cuenta como tradición;
- las leyes de protección, los catálogos, las declaraciones solemnes tienden a cristalizar visiones oficiales;
- muchas memorias quedan fuera o se incorporan de forma marginal, folclorizada o decorativa.
La museología crítica ha insistido en que las iniciativas de base comunitaria – museos locales, ecomuseos, procesos participativos de patrimonialización – pueden tensionar este modelo, abriendo el juego a sujetos que históricamente han sido objeto, no protagonistas, de la exposición.
La Ciencia También es Tradición.
Podría pensarse que la ciencia, al menos, queda al margen de este problema: método, evidencia, revisión por pares. Sin embargo, si miramos con las herramientas de Bourdieu, la ciencia aparece como un campo de disputas donde se lucha por capital simbólico, prestigio, autoridad para definir qué cuenta como conocimiento válido (Bourdieu, 2001).
No es que «todo valga», ni que el método científico sea una superstición más. Pero sí implica reconocer que:
- los criterios de rigor, objetividad y relevancia se construyen históricamente;
- hay luchas internas por imponer paradigmas, enfoques, agendas;
- el propio campo científico tiende a presentarse como neutral cuando está atravesado por relaciones de poder.
Los museos, nacidos en estrecha relación con la ciencia moderna, han sido durante siglos uno de los grandes portavoces de esa tradición científica occidental: colecciones taxonómicas, museos etnográficos, museos de historia natural, museos de ciencia y técnica. Su «aura de verdad» no es casual: se construyó precisamente para trasladar a la ciudadanía una imagen de orden, progreso y racionalidad.
El problema es que esta autoridad, que durante mucho tiempo parecía incuestionable, hoy se encuentra sometida a una doble presión: por un lado, las críticas – legítimas- a los sesgos eurocéntricos, coloniales o clasistas de la ciencia institucional; por otro, la deslegitimación general de las instancias de verificación en la era de la posverdad.
Posverdad: Cuando el Ruido Se Come a la Evidencia.
En un ecosistema saturado de información, redes sociales, opinadores y plataformas, resulta cada vez más difícil distinguir entre datos, interpretación y manipulación. El término posverdad señala justamente ese contexto en el que las emociones, las identidades y las lealtades pesan más que los hechos contrastables a la hora de construir creencias públicas.
Varios estudios han mostrado cómo circulan con mayor rapidez y alcance noticias procedentes de fuentes poco fiables que informaciones contrastadas provenientes de medios o instituciones de referencia. Esto erosiona la confianza en cualquier discurso que se apoye en procedimientos de verificación: periodismo, justicia, ciencia… y, por extensión, museos.
Paradójicamente, parte de ese cuestionamiento es saludable: obliga a la ciencia a reconocer sus límites, a escuchar otros saberes, a asumir responsabilidades. Pero, al mismo tiempo, abre la puerta a que se equipare una investigación revisada con una simple opinión en un vídeo viral. En ese terreno confuso, los museos se enfrentan a una pregunta incómoda: ¿cómo sostener un compromiso con la veracidad sin volver a una posición autoritaria en la que solo «la voz del museo» tiene derecho a hablar?
De la Neutralidad Imposible a la Multipartialidad.
Sabemos que la neutralidad absoluta no existe: toda selección de contenidos, todo diseño expositivo, arrastra decisiones ideológicas, estéticas y políticas. La respuesta no puede ser fingir neutralidad, pero tampoco entregarse a una relativización total donde todas las posiciones valen lo mismo, incluso las que niegan derechos humanos básicos.
Una propuesta interesante que empieza a ganar peso es la de la «multipartialidad»: en lugar de escoger una sola voz legítima (la oficial) o disolver toda referencia a la verdad en un «cada cual con su relato», se trata de:
- abrir deliberadamente el museo a múltiples perspectivas sobre los hechos;
- hacer visibles los conflictos y las disputas de interpretación;
- explicitar desde qué lugar habla la institución;
- y, al mismo tiempo, mantener un compromiso ético con ciertos mínimos: los derechos humanos, la lucha contra el racismo, el negacionismo o los discursos de odio.
Esto no convierte al museo en un tribunal de la verdad, pero sí en un espacio donde la responsabilidad frente a la información y la memoria se toma en serio.
Líneas de Trabajo para una Museología en Tiempos de Posverdad.
Desde una perspectiva operativa, podemos esbozar algunos ejes de trabajo para los próximos años:
- Transparencia interpretativa: explicar cómo y por qué se han seleccionado ciertas piezas, discursos y marcos de lectura.
- Pluralidad de voces: incorporar activamente relatos de comunidades, grupos subalternos y saberes no hegemónicos, no como «colores locales», sino como aportes epistemológicos.
- Alfabetización crítica: diseñar exposiciones y mediaciones que no solo informen, sino que ayuden a los visitantes a entender cómo se construyen las narrativas históricas, científicas y patrimoniales.
- Alianzas con investigación: reforzar los vínculos entre museos y centros de investigación para sostener la calidad de la información, sin renunciar a la experimentación en formatos y lenguajes.
- Política de desinformación: pensar qué hacer (y qué no hacer) ante contenidos negacionistas, conspirativos o abiertamente dañinos vinculados a los temas del museo.
El futuro de la tradición y de la museología pasa, probablemente, por esta tensión: reconocer que todas nuestras tradiciones – incluida la científica – son construcciones situadas, sin renunciar por eso a la tarea de mejorar nuestros procedimientos para comprender el mundo, contrastar afirmaciones y defender vidas dignas.
Recursos Bibliográficos:
Brulon Soares, B. (2018): Critical Museology: A Manifesto. ICOFOM Study Series.
Bourdieu, P. (2003): Campo de poder, campo intelectual. Montressor.
Bourdieu, P. (2004): Science of Science and Reflexivity. Polity Press.
Gonçalves, J. R. (2005): Ressonância, materialidade e subjetividade: As culturas como patrimônios. Horizontes Antropológicos, 11(23), 15–36.
Hartog, F. (2007): Regímenes de historicidad: Presentismo y experiencias del tiempo. Universidad Iberoamericana.
Hobsbawm, E. y Ranger, T. (1983): The Invention of Tradition. Cambridge University Press.
Lewandowsky, S. et al. (2017): Beyond Misinformation: Understanding and Coping with the “Post-Truth” Era. Journal of Applied Research in Memory and Cognition.
Rose, G. (2016): Museums, Truth and Politics. In: Message, K. & Witcomb, A. (Eds.), The International Handbooks of Museum Studies. Wiley-Blackwell.
Silveira, F. y Buendía, M. (2015): Museos, patrimonio y comunidades: Disputas por la memoria. Revista Museologia & Interdisciplinaridade.



