William Morris: lo cotidiano como obra de arte[i]

Por N. Cores

«No tengas nada en tu casa que no sepas que es útil o no consideres bello», solía decir. Defendió la vuelta a la simplicidad, la funcionalidad y la creación artesana frente a la industrial. Tras su paso por Madrid, el Museu Nacional D’Art de Cataluña acoge una extensa exposición dedicada al padre del movimiento ‘Arts and Crafts’. 

Fotografía de William Morris realizada por Emery Walker, c. 1887

Dos frases de William Morris (1834-1896) resumen a la perfección la esencia de este artista adelantado a su tiempo. La primera, habla sobre la equiparación de los objetos cotidianos (o artes menores) con las consideradas obras de arte al uso: «el verdadero secreto de la felicidad reside en sentir un interés genuino por los pequeños detalles de la vida cotidiana». Mientras que la segunda insiste en la democratización del arte para llegar a todos los estratos sociales: «No quiero arte para unos pocos, de la misma manera que no quiero educación para unos pocos o libertad para unos pocos», reivindicaría.

Morris fue un hombre excepcional en un tiempo estancado y mediocre. El estilo victoriano con toda su parafernalia tocaba fondo por aquel entonces y él defendió a capa y espada una vuelta a la naturaleza, la simplicidad y la funcionalidad.

En una célebre conferencia titulada The Beaty of Life (La belleza de la vida) celebrada en 1880 diría: «No tengas nada en tu casa que no sepas que es útil o no consideres bello». Y es que según defendía, una casa hermosa era la producción más importante del arte.

El británico fue una especie de hombre del Renacimiento, inquieto y perfeccionista, que tocó muchísimos palos (y todos bien, como diría Edward Coley Burne-Jones): escritor, poeta, artesano, activista socialista, traductor, ilustrador, diseñador (creó Kelmscott que puede ser considerada la primera empresa dedicada al diseño gráfico y, además, solvente) y fundador de la compañía Morris, Marshall, Faulkner & Co (a partir de 1875 Morris & Co.), dedicada las artes decorativas y la decoración de interiores. Gracias a esta última faceta se convirtió, además, en el fundador y líder del movimiento Arts and Crafts (las artes y los oficios artesanales). 

Un siglo y medio después, la Fundación Juan March ha puesto en marcha una gran exposición titulada William Morris y compañía: el movimiento Arts and Crafts en Gran Bretaña, que analiza los pormenores de este movimiento que vivió sus años de bonanza entre 1880 y 1914 y llegó a extenderse con rapidez por el resto de Europa y Estados Unidos. A su alrededor proliferó una nueva generación de arquitectos, diseñadores, artistas y artesanos, que también compartieron su fe en el trabajo colaborativo y a los que también podremos descubrir en esta muestra (Charles Robert Ashbee, Mackay Hugh Baillie Scott, Ernest Willliam Gimson, William Richard Lethaby y Charles F. A. Voysey). Clausurada en Madrid a finales de enero, la muestra llega ahora al Museu Nacional d´Art de Catalunya, donde se podrá disfrutar hasta el próximo 21 de mayo. «Es la obra de un artista que vive con naturalidad la armonía entre el arte y utilidad. Un artista que es empresario, algo que no es frecuente en el siglo XIX y que tampoco lo es ahora. Además, su compañía tiene éxito y él se empeñó en que las condiciones laborales de sus trabajadores fueran justas y en que los productos que hacían ayudasen a dignificar la vida de las personas que los compraban y los usaban. Tiene un concepto del arte al servicio de la sociedad», explicaba hace unos meses Javier Gomá, director de la fundación, sobre las razones para recuperar la figura de Morris.