Soriano festeja el bicentenario de la Cruzada Libertadora, mientras la historia uruguaya se abre al debate
Por Sebastián Panzl
Colaborador en la sección de Cultura
Búsqueda
10 de abril 2025
Recrearán el desembarco a orillas de la playa de la Agraciada, el presidente Yamandú Orsi dará un discurso y el gobierno anunciará un ciclo de recreaciones históricas “pago a pago” para todo el quinquenio
La noche del viernes 18 de abril habrá una vigilia a orillas de la playa de la Agraciada como antesala de los festejos por el bicentenario de la Cruzada Libertadora de 1825. Los fogones dispersos por el sitio alumbrarán las celebraciones populares de quienes buscan rendir homenaje a los patriotas que protagonizaron una gesta militar y política cuya importancia histórica es unánimemente reconocida como un mojón clave en el largo y complejo proceso hacia la independencia del Uruguay. Soriano, un departamento que siempre saca a relucir su orgullo como escenario de una larga lista de acontecimientos históricos de relevancia, comenzó a preparar los festejos hace dos años. Los mandata la frase que acompaña su escudo y su bandera: “Aquí nació la patria”. Habrá payadores, canto popular y danzas folclóricas como forma de recoger longevas tradiciones junto con los niños de las escuelas cercanas.
El objetivo que trazaron los pobladores fue “desprender del mármol y el bronce” a los protagonistas de la expedición militar que cruzó el río Uruguay. Además de las cabalgatas con la bandera que reza la frase “Libertad o Muerte”, habrá una recreación de la travesía con dos lanchones similares a los de la época organizada por la Comisión Coordinadora de Homenaje a los Libertadores de 1825, un grupo de apasionados por la historia del desembarco. Será una nueva edición de un proyecto comenzado en 1999 a impulso de Daniel Cabo: “Nació como una aventura, y, como salió bien, nos propusimos hacerla cada cinco años y llegar hasta el bicentenario. Los viejos organizadores no la vamos a hacer más, objetivo cumplido, hasta acá llegamos. Ojalá alguien continúe la tradición”, dijo a Búsqueda. Como parte de los preparativos, los organizadores invirtieron US$ 6.700 en la reparación de las embarcaciones que pertenecen a la Armada.
Serán 33 tripulantes, habrá uruguayos y argentinos. Algunos son descendientes de los protagonistas de la gesta, como Lionel Thomas, cuyo árbol genealógico lo lleva a Manuel Oribe. Partirán desde San Isidro (Buenos Aires) el miércoles 16 y navegarán río arriba por el Paraná Miní hasta la isla Brazo Largo, del lado argentino del río Uruguay, donde harán un recordatorio porque se cree que fue allí donde se reunieron los dos grupos de orientales previo al desembarco.
Arribarán a remo a la playa de la Agraciada el sábado 19 a las 10 de la mañana, la caballada recibirá las dos banderas y partirá rumbo a Dolores, como lo hicieron los revolucionarios en 1825. El grupo acampará en los mismos lugares donde estuvieron los Treinta y Tres. La reconstrucción del recorrido es fruto de la investigación del historiador local Jorge Frogoni.
El entusiasmo de los pobladores crece a medida que se acerca la fecha, pero sobrevuela el sentimiento de que el bicentenario no logró imponerse como fiesta nacional. “Sentimos que hubo apatía. El 19 de abril es el puntapié de los festejos de 1825 porque a partir de este bicentenario surge el Abrazo del Monzón, la Declaratoria de la Independencia, las batallas de Sarandí y Rincón. Sin embargo, excluyendo a los vecinos de la zona, la gente del resto del país o no está bien informada o no le interesa la historia”, contó Frogoni, elegido como el orador.
El secretario de Relaciones Públicas y Comunicación de la Intendencia de Soriano, Alejandro Gil, también piensa que a nivel nacional se le ha dado poca importancia a la fecha: “En 2011 se dieron señales desde el gobierno central, y se conformó tiempo antes una comisión nacional del bicentenario de 1811. En esta oportunidad no se hizo nada (…). Creo que la visión de los órganos del Estado estaba en otras cosas y no en el bicentenario. Agarramos al Uruguay en un proceso electoral”, dijo.
El presidente, Yamandú Orsi, concurrirá el 19 de abril a la playa de la Agraciada, colocará una placa y dará un discurso. El mandatario tiene hasta el final del período muchos bicentenarios y desde antes de asumir tiene a sus equipos del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación y Presidencia trabajando en la materia. La decisión adoptada fue trabajar en la celebración del ciclo de los 200 años del Uruguay, una definición que opta por ponderar los procesos históricos por encima de los acontecimientos y las personalidades.
El director nacional del MEC, Gabriel Quirici, dijo a Búsqueda: “Queremos que se recupere en todos los pagos el recuerdo de estos 200 años. Soriano es el primer paso de algo que durará todo el quinquenio, respetando lo que se hace a nivel local”. El gobierno trabaja en documentales, recreaciones de batallas y mapas interactivos para intentar narrar la historia de forma atractiva. Además, convocó a una comisión de historiadores de renombre e historiadores locales.
Curiosidades de la Agraciada
La primera conmemoración de la Cruzada Libertadora se remonta a 1863 y fue liderada por Domingo Ordoñana, quien años antes había comprado, junto con su tío, campos en Soriano que incluían la playa de la Agraciada. Además de ordenar la construcción del obelisco que se puede visitar en la actualidad, Ordoñana ideó una conmemoración que incluyó embarcaciones que alejaban río arriba a la gente y luego la devolvían a la playa emulando el desembarco. Había juegos de toda clase y tributos a las costumbres nacionales, según consta en el acta conmemorativa del 19 de abril de 1863.
Ordoñana, una gran personalidad de su época, uno de los impulsores y líder de la Asociación Rural del Uruguay, siguió durante décadas promoviendo el reconocimiento histórico de la playa de la Agraciada. Entre otras cosas, llevó a su estancia al pintor Juan Manuel Blanes en la década de 1870 para esbozar los trazos del célebre cuadro Juramento de los Treinta y Tres Orientales.
Él sostenía que el nombre de la histórica playa se había perpetuado a través del tiempo por una “chinita” a quien un cura de apellido Larrosa bautizó con el nombre de Agraciada. Los primeros escritos acerca de la denominación de la playa se remontan al año 1797 cuando el célebre marino y geógrafo español Andrés de Oyarbide escribió en su tratado del río Uruguay: “Teniendo en este punto un pequeño arroyo que llaman de la Graciada”.
Otro dato poco difundido es que los territorios donde desembarcaron los Treinta y Tres Orientales supieron pertenecer a un bonaerense llamado Antonio José de Escalada y Sarria, padre de María de los Remedios de Escalada, esposa del libertador José de San Martín.
Escalada y Sarria había sido despojado de su propiedad que estaba definida entre los arroyos Arenal Grande y Agraciada tras la aplicación del Reglamento de Tierras de 1815. Los parajes fueron ocupados por dos partidarios de la revolución artiguista: José María Urán y Marcos Vélez, hombre de confianza y comisionado del pago de San Salvador.
Luego de la derrota artiguista y la llegada de las autoridades cisplatinas, Escalada y Sarria reclamó a los lusitanos el reconocimiento y la devolución de su propiedad, pero no tuvo suerte. En noviembre de 1821 murió y dos años después falleció su hija, María de los Remedios. Sus herederos reclamaron insistentemente el padrón hasta 1834, en tiempos en que Uruguay ya era un país independiente, de acuerdo a las investigaciones del historiador Eugenio Petit Muñoz (1967).
Debate
El 19 de abril de 1825 no siempre fue fecha patria, al igual que sucedió con el 25 de agosto de 1825. Hubo un tiempo en que el 4 de octubre de 1828 (fecha de ratificación de la independencia a través de la Convención Preliminar de Paz) y el 20 de febrero de 1827 (Batalla de Ituzaingó) eran fechas patrias, pero fueron desplazadas a través de una ley votada por el Parlamento a mediados del siglo XIX que escogió los hitos independentistas de 1825. Así, se mantuvo, y se mantendría por largo tiempo, la fecha del 25 de mayo de 1810 como feriado nacional, además del 18 de julio de 1830, según explicó a Búsqueda el historiador Carlos Demasi.
“La historia es una construcción social que circula por la sociedad, no la fabrica un historiador sentado en su casa. Y la sociedad tiene que sentirse identificada con ese relato para adoptarlo. A veces se dice ‘las fechas patrias son invenciones’. Sí, lo son, pero no son arbitrarias. Tienen un fundamento social, la sociedad se identifica en esa fiesta y se transforma en conmemoración. Cambiar las fechas patrias es difícil y hasta peligroso porque pone en cuestión cosas que la sociedad prefiere no poner en cuestión. La sociedad necesita anclajes firmes para interpretar su pasado”, dijo.
A la hora de analizar la Cruzada Libertadora desde la actualidad, la historiadora Ana Frega hizo notar algunas ausencias: “Los que participaron y no están, a ellos hay que incluirlos. Los historiadores tenemos que enriquecer el tejido social de ese movimiento y conocer las condiciones de las personas que participaban. Creo que la sociedad del siglo XXI ha cambiado y tiene una mayor sensibilidad frente a la diversidad sociocultural. Nos hemos dado cuenta de cosas que antes no veíamos y eso nos tendría que llevar a recuperar a las personas que eran siervos y personas que por sus apellidos seguramente eran indígenas. Reconocer que había gente que no quería ir a pelear y entregaba a un esclavizado para que lo sustituyera, ver el papel que tenían las mujeres de cada bando”, dijo a Búsqueda. “Esas mujeres también estaban participando de la revolución. No precisaban agarrar una lanza para participar. Estamos desconociendo que la población en ese momento estaba toda inmersa en el conflicto. Lo veo como un debe de los historiadores porque es ahí donde tenemos que poner la lupa y no volver a la discusión de diccionario”, dijo Frega.
El bicentenario de la Cruzada Libertadora generó el interés del escritor Fernando Klein, quien publicó Los 33 Orientales. El nacimiento de la Leyenda Patria, un texto que detalla el contexto histórico dominado por la inestabilidad, la proeza de Juan Antonio Lavalleja, además de incorporar biografías e imágenes. A medida que el libro avanza, crece el personaje de un joven Juan Zorrilla de San Martín que sigue el camino de los héroes como antesala de su Leyenda patria.
La dictadura militar quiso adueñarse del 19 de abril como fecha patria. Entonces hubo gestos de resistencia y de apatía. El historiador Diego Bracco recordó que los militares crearon, en 1975, lo que llamaron Año de la Orientalidad en conmemoración a los 150 años de los acontecimientos históricos de 1825. “Por rechazo, la inmensa mayoría de los uruguayos estuvimos ausentes de esas celebraciones”, dijo a Búsqueda. Como gesto de propaganda, los sellos de la correspondencia oficial incluían la frase “Año de la Orientalidad”, pero, como austera forma de resistencia, muchos uruguayos intervenían el texto, tachaban el palito o la virgulilla encima de la ñ y el texto adquiría otro sentido.
Además de una fiesta popular manchada, Bracco opinó que la dictadura opacó la posibilidad de dar un debate que, a su juicio, sigue en el debe: “Quizás por eso no fue tiempo de una reflexión, que, en mi opinión, se está demorando. Los uruguayos precisamos volver a preguntarnos si estamos eligiendo bien los símbolos patrios, a los héroes nacionales. Es posible que algunos símbolos y algunos héroes hayan sido funcionales en el pasado”.