¿Cantar en un coro?
por Mary Ríos
La Mañana. Cultura
¿Ya cantaste en un coro? ¿Estás por hacerlo? ¿Aún crees que no puedes cantar? Cantar en un coro conlleva beneficios a nivel personal y social.
Puede mejorar la salud mental y emocional, ya que al cantar se liberan endorfinas que generan sensaciones de bienestar y reducen el estrés. Además, cantar en un coro promueve la concentración, la memoria y la coordinación. A nivel social, fomenta el compañerismo, la colaboración y la creación de lazos afectivos. Cantar en coro brinda la oportunidad de expresarse artísticamente, mejorar la técnica vocal y disfrutar de la belleza musical en conjunto.
Si nunca cantaste en uno, tal vez descubras tu propia voz, te sientas parte de un todo en el que contribuyes con tu aporte a un logro colectivo que da alegría y placer a los que participan. Tal vez haya llegado el momento de que tú también te atrevas.
Sobre Acordelur
Somos una asociación civil con personería jurídica, sin fines de lucro, cuyo objetivo primordial es promover la superación personal y difundir ampliamente el canto coral en el Uruguay.
La Asociación está integrada por coros, coreutas, directores corales, músicos y también aficionados a la música coral, familiares y amigos que comparten los objetivos de la Asociación.
Nuestras actividades se enfocan en estimular el desarrollo del canto coral en nuestro país, como actividad cultural enaltecedora de valores humanos y aporte fermental en la gestación de una sociedad mejor, así como promover el acercamiento y trabajo en conjunto de los diferentes actores de la vida coral en el Uruguay y la construcción de un colectivo con objetivos comunes, abierto al relacionamiento con otras asociaciones e instituciones nacionales e internacionales.
Para concretar sus objetivos, Acordelur realiza festivales, encuentros, bienales de composición y arreglos corales, concursos y talleres de diversa índole, con la participación de maestros y coros uruguayos y extranjeros.
Comisión Directiva
- Raúl Montoro-presidente
- Jorge Damseaux-vicepresidente
- Marysel Caraballo-secretaria
- Mónica Stark-tesorera
- Mario Occhiuzzi-prosecretario
- Shirley Arizti-protesorera
- Martín Estin-vocal
Misión: Promover el canto coral en todas sus formas, procurando el acceso más amplio por parte de la comunidad para su práctica, enriquecimiento y difusión, en la convicción de que se trata de una actividad profundamente humana, constructora de identidad y formadora en valores de convivencia y diversidad.
Visión: Trabajamos para ser una organización destinada a estimular el desarrollo del canto coral en nuestra comunidad promoviendo instancias de formación profesional, intercambio cultural, difusión, consolidación institucional y crecimiento personal y social, que colaboren con su fortalecimiento y proyección.
Valores:
- Compromiso
- Responsabilidad
- Trabajo en Equipo
- Respeto
- Solidaridad
- Integración
- Flexibilidad
- Mejora continua
- Transparencia
Breve reseña histórica
A fines del siglo XIX en las Iglesias del Uruguay se comienzan a dar los primeros pasos en el canto coral con la formación de coros que cantaban en los oficios religiosos.
A principios del siglo XX se forman los primeros grupos corales, como la Asociación Coral de Montevideo y la Coral Guarda e Passa, contando desde sus inicios con excelentes maestros.
En la década del 50 hubo un efervescente movimiento coral en todo el país. Se fundaron numerosos coros con directores de alto nivel, que comenzaron a incursionar también en el exterior y a organizarse para mejorar el nivel interpretativo, la búsqueda de medios y la creación de escuelas corales. Es así que se fundaron las Federaciones del Litoral, Centro y Este, al impulso de los Maestros Eric Simon, Raúl Evangelisti y Néstor Rosa Giffuni y propiciadas por el Ministerio de Cultura y las Intendencias Departamentales.
En 1984 un inquieto grupo de directores y coreutas intenta organizar la Federación de Coros de Montevideo, llegando a redactar sus estatutos, pero por diferentes motivos se desvanece a poco de comenzar.
El 13 de octubre de 1996 un nuevo impulso de actores del canto coral convoca a una primera reunión a fin de organizar la necesaria y postergada asociación de coros. De esta iniciativa surge Audecco, Asociación Uruguaya de Canto Coral que, sin embargo, no se llega a consolidar por dificultades administrativas en la tramitación de la personería jurídica.
Finalmente el 13 de diciembre de 1999, en Tarariras, departamento de Colonia, se redactan y firman los estatutos de la actual Asociación Coral del Uruguay (Acordelur), aprobados por el Ministerio de Cultura el 16 de enero de 2001. Esta asociación trabajó en forma ininterrumpida hasta el año 2004, fecha en que las dificultades económicas que afectaron a la región incidieron en su funcionamiento y sobre todo en el aporte de sus socios.
Luego de un período de desactivación, en 2009 un grupo de personas entusiastas del mundo coral, interesados en recuperarla, se unió para convocar a la masa coral a integrarse en listas, realizar un llamado a elecciones y volver a poner en marcha esta oxidada maquinaria. Los esfuerzos fueron exitosos y a partir del 13 de julio de 2010, la Comisión Directiva electa trabajó intensamente para cumplir con los objetivos establecidos en los estatutos fundacionales de la Acordelur del 99.
De ahí en más la Asociación Coral del Uruguay se encuentra abocada a continuar desarrollándose en todos los aspectos concernientes a alcanzar sus objetivos, atenta a los intereses de sus socios y a fortalecer su vinculación con organizaciones similares en el exterior. Es así que reconfirmó su afiliación a la Asociación Latinoamericana de Canto Coral (Alacc Internacional), a la cual estuvo asociada en 1996.
En estos últimos años, el posicionamiento de Acordelur en el circuito cultural del país, ha generado que instituciones como Agadu, Sudei, Intendencia de Montevideo así como Montevideo Shopping hayan decidido brindar apoyo logístico en la organización de eventos así como realizar donaciones para premios que ha otorgado la Asociación.
El 24 de noviembre de 2012 la Asociación Coral del Uruguay fue distinguida por parte de la Fundación Lolita Rubial de Minas, Lavalleja, al recibir el Premio Morosoli Institucional por su aporte al Uruguay Cultural.
Para saber más de este tema, entrevistamos al presidente de la Asociación Coral del Uruguay (Acordelur), Raúl Montoro.
¿Cómo fue el momento institucional en que Ud. asumió como presidente y cómo ve el actual?
Era un momento fermental, con muchos coros y mucha actividad. La pandemia fue un golpe casi mortal para la comunidad coral, sin actividad presencial, ensayando por zoom, una ficción para no desarmar los grupos. Luego se fue recomponiendo y hoy hay de nuevo efervescencia y coros nuevos. Y mucha gente joven cantando.
¿Cada cuánto tiempo eligen autoridades? ¿Qué formación y perfil se estima necesario para ejercer la presidencia?
Elegimos nuestras autoridades mediante una elección donde pueden postularse y participar todos los socios que estén con la cuota anual al día; estas elecciones se desarrollan cada dos años. Evidentemente quien ejerza el cargo de presidente, como así también de cada integrante de la Comisión Directiva, debe tener una gran pasión y amor hacia el canto coral; debe tener el tiempo y la energía necesaria para desarrollar ese trabajo (que es honorario), que le demandará mucha energía, pero que sin dudas también le dará muchas satisfacciones. Tiene que ser alguien que sea del mundo coral, eso es básico.
¿Cómo ve el movimiento coral uruguayo? ¿Aparecen nuevos o son todos de larga data?
Cumplimos 25 años como Acordelur. Gardel decía que veinte años no es nada, pero nosotros podemos retrucar que veinticinco son un montón. Para referirme a la actividad de la Asociación Coral en estos 25 años, haría una referencia que dará una idea del esfuerzo realizado, sobre todo para los coros que recién se acercan sin saber bien de qué se trata Acordelur. Ha sido nuestra tarea “evangelizar”, convencer de las ventajas de estar juntos para proyectar una imagen institucional local e internacional, y para crear comunidad, sentido de pertenencia, algo que nos cuesta tanto en Uruguay. Pero no mencionaré eso solamente, ya que es nuestra prédica constante. Voy a mencionar un acontecimiento del pasado, el Premio Morosoli Institucional 2012.
En un contexto histórico cultural que era fermental, nuestra Asociación merecía la atención de la Fundación Lolita Rubial. Para dimensionar de qué estamos hablando, en esa oportunidad el Morosoli de Oro fue para, nada menos, que Daniel Viglietti, y en música Beatriz Lockhart y Lucio Muniz, entre otros tantos que destacaron. Más allá de que la gestión de la Asociación, como todo lo coral, tiene una fuerte impronta colectiva, hay figuras que lideran, que empujan, que construyen destino. Esa persona responsable de este crecimiento y visibilidad fue la expresidenta Olga Gabus. Nos dejó la vara muy alta para nuestra gestión, y hubo que poner creatividad, esfuerzo y trabajo diario, con inconvenientes, aprendizajes, errores, seguramente, y dejando algunos disconformes, inevitablemente
¿Qué buscan las personas en un coro?
Las personas buscan hacer música, disfrutar el cantar juntos, la cercanía, el aprendizaje, la socialización y también el crecimiento personal.
¿Para entrar a un coro es necesario entonar? ¿Qué pasa si se desafina, hay selección?
Hay audiciones para seleccionar las voces que cada director necesita, en esa búsqueda puede variar el nivel de exigencia en función del instrumento coro que se quiere formar. De todos modos, la afinación se puede educar, aprender, corregir.
¿Dónde hay más coros? ¿En qué departamentos, zonas o barrios?
En Montevideo, sin dudas, Canelones, Colonia, Rocha, en todos los lugares hay coros.
Crecer hacia el interior ha sido un debe; por ese motivo, hemos realizado un llamado para elegir referentes en el interior para representar a Acordelur y amplificar la actividad coral de cada lugar.
¿Se tiene algún relevamiento de datos por edades, sexo, formación académica?
Nosotros tenemos una base de datos informatizada en la que registramos a aquellas personas que se acercan para asociarse a la actividad coral. De esa información, si quisiéramos, podríamos hacer un censo por edades, sexo, localidad a la que pertenecen, coro al que asiste, etcétera.
¿Cuál es la cobertura de Acordelur?
Acordelur abarca a todo el país. Cualquier coro que quiera acercarse e integrarla lo puede hacer, es solo contactarse con nosotros. Si bien hay muchísimos coros socios, hay otros tantos por fuera de Acordelur, cientos diría yo, sobre todo coros de la tercera edad y coros infantiles.
¿Cómo se solventan? ¿Los integrantes deben pagar? ¿Hay ayudas estatales o privadas?
Cada coro tiene su manera de solventarse, así también cada coro instrumenta su manera económica de hacerlo ya que, por ejemplo, si no tienen un lugar gratis para ensayar, deberán pagar el alquiler de un local para reunirse en los ensayos; deberán pagarle al director/a por su trabajo; etc. La ayuda estatal no existe en estos casos de coros amateur, salvo por algún programa específico que contemple ayudas para un proyecto en particular que puede ser un viaje, la edición de un video, de una grabación, pero en general no existe la ayuda estatal como norma; sí se puede contar con ayudas privadas sobre todo en coros que pertenecen a empresas, por ejemplo.
¿Qué hace que un coro sea mejor calificado?
La calificación de “bueno” o “malo” no deja de ser subjetiva, básicamente, a menos que el coro se presente en un concurso donde exista un jurado que lo califique. El repertorio también es una cuestión de gusto de cada director o coro, elegir un repertorio u otro no lo hace ni bueno ni malo, sí la calidad sonora y los buenos arreglos corales contribuyen a una mejor performance a la hora de la presentación. La permanencia o la cantidad de integrantes no tiene incidencia.
¿Los coros uruguayos tienen alguna característica identitaria? ¿qué repertorio es habitual?
No hay una característica identitaria En el mundo coral uruguayo hay coros que hacen repertorio estrictamente uruguayo (murgas, candombes, por ejemplo), hay otros que hacen música nórdica casi exclusivamente; hay coros que interpretan música latinoamericana; hay otros que hacen un repertorio más académico, por suerte quien guste cantar en Uruguay tiene muchas opciones para elegir.
¿Los directores son profesionales? ¿Se acompañan con algún instrumento?
Sí, la gran mayoría de los directores son profesionales recibidos. Al momento de la presentación pueden elegir hacer sus temas a capella o con acompañamiento musical (piano, guitarra, instrumentos de percusión, etcétera) y algunos hacen sus propios arreglos.
Algunos coros son religiosos. ¿Cuántos son y cuánta gente involucran?
Hay muchos coros religiosos, hay que tener en cuenta que la actividad coral en Uruguay nació en las iglesias, entonces muchas de ellas tienen sus propios coros. En la Asociación tenemos algunos coros religiosos socios y sí, involucran a mucha gente.
El canto, que empieza como distracción, ¿puede llevar hacia la especialización?
El canto, como cualquier actividad cultural y hasta deportiva, puede comenzar como distracción y luego, si la persona se interesa, avanza en sus estudios y puede transformarse en un profesional del canto, sin dudas.
¿Qué actividades planifican? ¿Van al exterior? ¿Hay socios extranjeros o en el exterior?
Este año tenemos varias actividades; ya hemos realizado en el mes de junio un Festival de coros en el que participaron 14 coros y más de 300 personas cantando; hemos participado de la Feria del Libro infantil y juvenil invitados por la Cámara del Libro con coros cantando en el atrio de la Intendencia y talleristas dictando talleres para niños y jóvenes. Hemos comenzado con un Ciclo de talleres (serán 4 a lo largo del año) el primero fue el sábado 3 de agosto dictado por el profesor Xavier Aníbal Font; el 31 de agosto tendremos otro a cargo de la profesora Maite Rodríguez; el 28 de setiembre será el turno de la Profesora Mariana Lucía y el 9 de noviembre lo hará el profesor Martín Cunha, con convocatoria general a quienes quieran y les interese participar, siendo sin costo para socios de Acordelur. En setiembre tendremos un Festival de coros donde ya tenemos agendados 15 coros; también tendremos participación en la Feria Internacional del Libro; en la Noche de los Templos; el 13 de octubre realizaremos un concierto Homenaje al maestro Francisco Simaldoni quien falleciera recientemente. Será en la Sala Vaz Ferreira con entrada libre para todos (allí participarán los cuatro coros que el maestro dirigió en algún momento de su vida y coreutas que alguna vez participaron en algún proyecto dirigido por él) y a fin de año haremos un cierre de actividades y de festejos en la Sala Zitarrosa. Para todas estas actividades están todos cordialmente invitados.
Actualmente no tenemos socios en el extranjero, pero nada obsta que alguien que desee acercarse, lo haga.
¿Cómo comunican?
Comunicamos nuestras novedades por redes sociales en Instagram: acordeluroficial o en Facebook: Asociación Coral del Uruguay. Y para los socios, emitimos boletines mensuales donde publicamos las novedades del mundo coral que puedan ser de interés para los socios. Nuestra web es www.acordelur.org.uy
Coros vocacionales:
predominan las mujeres, cantan por pasión y aseguran que no tienen nada de aburridos
Por Analía Filosi
El País. Domingo.
15/12/2024
En el Uruguay habría unos 1.000 coros con características de todo tipo y color. Unos más «profesionales» que otros, todos comparten el mismo motor: el entusiasmo y la dedicación de sus miembros.
Estela Rubio lo tenía muy claro. El día que se jubilara se iba a anotar en un coro. Hasta entonces trabajaba ocho horas en un banco, más el tiempo que le insumían otras tareas… los horarios no le daban. Pero el día llegó, comenzó a averiguar y terminó anotándose no en uno, sino en dos coros que le resultaron complementarios.
Es así que desde 2018 reparte su semana entre los ensayos de Voces de la Ciudadela y Asociación Coral Cantemus, dos ejemplos de los muchos, muchísimos, coros vocacionales que hay en todo el país. Se dice que en Uruguay habría unos mil coros.
Voces de la Ciudadela, por ejemplo, comenzó siendo el coro de la Presidencia de la República dirigido por Andrés Mirza. Pero la pandemia cambió su rumbo porque como psicólogo Mirza comenzó a tener mucho trabajo en la mutualista Círculo Católico y debió abandonar el coro. Tomó la posta Freddy Bessio —el hijo del Zurdo—, que le imprimió un carácter más descontracturado y le dio un repertorio de canciones más populares que surgen de las propuestas que los propios integrantes hacen a fin de año. Bessio hace una selección y los coreutas votan cuáles quieren interpretar. Los temas son en idioma español.
En tanto Cantemus, según define Estela, es un coro “más profesional” creado en 2007, año en que debutó musicalizando una misa celebrada en la Iglesia de Tres Cruces invitado por la Embajada de Panamá para conmemorar el día de su independencia. En este coro hay mucha gente que sabe leer música, aunque no es condición para ingresar porque es algo que se va aprendiendo con el tiempo. Eso le pasó a Estela.
“Yo soy de las personas que solo cantaba en la ducha. Soy la prueba de que a cantar se puede aprender; todos pueden cantar”, asegura Estela a Domingo y recuerda que en Cantemus hasta lo hace en idiomas que no conoce, como el alemán o el latín. “En este coro el repertorio lo marca la directora —María Inés Curutchet—, pero como tenemos compañeros venezolanos hacemos a su pedido muchas canciones que son típicas de ellos”, apunta.
Se podría decir que Estela es como el ejemplo típico de quienes cantan en los coros vocacionales de Uruguay. En general se trata de mujeres de mediana edad o más, y son varios los casos que integran más de una agrupación.
Agrupación Coral Cantemus.
“En Uruguay hay muchos coros femeninos y algún coro masculino. En este momento creo que solo está el Coro de Hombres Gay”, reseña Marysel Caraballo, secretaria de la Asociación Coral del Uruguay (Acordelur), asociación que reúne a más de 1.000 socios y unos 100 coros y que este año está cumpliendo 25 años.
El presidente de Acordelur, Raúl Montoro, que canta en el coro de la Facultad de Artes de la Udelar y en el Ensamble Oikos, señala que en los coros están faltando tenores y bajos, lo cual definió como “histórico”. Marysel, integrante del Grupo Coral Quantum que dirige Víctor Mederos (también director del Coro Juvenil del Sodre), acota que eso hace años no pasaba. Retirada del departamento de Identificación Civil de la Policía, donde trabajó 35 años, Marysel canta desde que estaba en el liceo, en Colonia, en años en los que asegura que muchos hombres se sumaban a las agrupaciones corales.
Raúl Montoro, presidente de Acordelur e integrante de Ensamble Oikos.
No existe ese problema con los coros de murga, donde sí predominan los hombres y sin ninguna vergüenza. “Sobre todo en Montevideo, la murga atrae, hay un público más volcado a ella”, comenta Marysel y añade que, atendiendo a esa realidad, en Acordelur se han organizado talleres de murga con Tato Cunha, director del coro del TUMP.
La edad es otro tema. “Se ha envejecido lo que es la gente que integra los coros”, se lamenta el maestro Mario Occhiuzzi, director de Aparcanto, coro que creó hace 35 años y que lleva ese nombre porque en sus inicios cantaban en un apartamento, que era además el que compartía con su esposa Ana cuando recién se casaron. “En ese momento, el promedio de edad estaba entre los 16 y los 20 y pico de años; ahora tengo coreutas entre los 20 y los 63 años”, dice.
Estela cuenta que cuando hacen un llamado de voces para Cantemus, fijan un límite de edad porque sino se presenta gente muy mayor. “Los más jóvenes andan en los 40 o 45 años”, apunta.
Luchar contra prejuicios
“El coro es como la prima fea de la familia”. Así lo definió una vez la esposa de Mario Occhiuzzi y para el director no se equivocó.
“La gente cree que los coros son aburridos. Incluso una vez una madre de un alumno me preguntó si yo usaba ropa deportiva porque siempre me veía de traje. Se tiene la idea de que si cantás en un coro sos una persona triste o que toda tu rutina es cultural. ¡Y a mí me encanta ir a ver los partidos de Defensor Sporting o de Welcome!”, comenta el director coral entre risas.
Para Occhiuzzi la población está poco informada sobre la realidad de los coros. “Falta un acercamiento mucho mayor a la actividad coral y conocer un poquito la interna. Los coros son algo lindo, entretenido”, sostiene.
Coro Aparcanto.
Raúl Montoro, por su parte, aporta otro prejuicio: la actuación de un coro “no se considera un espectáculo”. La explicación que encuentra es que el lugar natural para cantar son las iglesias por su acústica adecuada para la polifonía. “Entonces la gente no se siente atraída a ir. Pero también pasa lo mismo con las salas, aunque hay gente que se especializa en hacer espectáculos distintos y novedosos”, señala.
Montoro considera que hay directores que se encierran en una burbuja y no suelen ir a ver otros conciertos corales. “Eso nos limita. Hay algunos que lo hacen, que viajan, y eso les permite formarse y escuchar otras cosas, porque hay cosas lindas sonando por ahí”, afirma.
Occhiuzzi también identifica dificultades en el armado de algunos repertorios. “Hay que buscar que sean de actualidad. Hay que irse renovando o aggiornando continuamente más allá de las canciones que ya está probado que funcionan y son marca registrada en todo el mundo”, reflexiona.
Otro motivo de queja es el poco apoyo que se recibe tanto del Ministerio de Educación y Cultura y de intendencias. caso la de Montevideo, así como de parte de los medios de comunicación. De estos últimos, por ejemplo, Acordelur logró una vez mucha difusión para la presentación del Estudio Coral de Buenos Aires, pero según Montoro eso ocurrió porque es un coro que dirige Carlos López Puccio, integrante de Les Luthiers. En cambio, cuando tiempo después actuó en Punta del Este Tous Ensambles, uno de los coros más refinados de la Argentina que dirige Emiliano Linares, no hubo la misma difusión y no asistió casi nadie. “Ahí decidimos abandonar la producción de espectáculos como forma de motivar la actividad coral”, confesó.
Realidad
Hay gran variedad de coros en todo el país
En Uruguay hay coros a nivel de Educación Primaria (no obligatorios) y Secundaria (todos los liceos públicos tienen un coro). A estos hay que sumar los de enseñanza privada. Instituciones como Magisterio o el IPA tienen uno. Hay coros universitarios; coros institucionales (Banco República, por ejemplo); coros de colectividades; coros de padres de instituciones (caso del Colegio Alemán); instituciones deportivas como Biguá o Urunday tienen coro. A todos estos se les suman los coros que pertenecen a una persona o grupo de personas. Además están los coros de adultos mayores.
Se calcula entonces que en nuestro país se llegaría a unos 1.000 coros. El único pago es el Coro del Sodre.
Asociación muy activa
Más allá de los obstáculos mencionados, Acordelur es una asociación que trabaja mucho para que el canto coral funcione y que todos los que quieran puedan cantar. Su creación fue idea del maestro Francisco Simaldoni, quien falleció este año a tempranos 60 años por un cáncer y al que la asociación le rindió homenaje en octubre pasado con un concierto en la sala Vaz Ferreira. “Fue muy movilizador para toda la comunidad coral. Quedó gente afuera. Fue una cosa muy rara porque veías gente que se peleaba en la puerta para entrar a escuchar coros”, recuerda Montoro.
“Acordelur es muy variopinto en calidades”, describe su presidente. “Tenemos coros muy académicos formados por gente que sabe cantar, que lee partitura y trabaja con un nivel bastante profesional, y tenemos otros coros que recién empiezan o que de repente tienen herramientas muy sencillas, pero eso hace que pongan todo el entusiasmo aunque la calidad de lo que se escucha no sea la mejor”, explica. “Somos aficionados que cantamos”, sintetiza quien vive de una imprenta familiar.
Coro Quantum.
Para ser parte de la asociación hay que pagar una cuota anual de $ 375 (se bajó un 25% por el 25 aniversario). Después en cada coro hay un aporte personal que se destina a pagarle al director, el lugar de ensayo si no se tiene y los materiales de trabajo necesarios. Pero eso lo administra cada grupo de acuerdo a su realidad.
Lo que Acordelur ofrece a nivel general es organización “de festivales, encuentros, bienales de composición y arreglos corales, concursos y talleres de diversa índole con la participación de maestros y coros uruguayos y extranjeros”, según se informa en su sitio web.
Realizan cuatro festivales por año: otoño, invierno, primavera y cierre. Son viernes y sábado y por lo general tienen lugar en la Iglesia Evangélica Valdense porque es muy adecuada por su acústica y tiene un buen espacio para el brindis de fin de año.
El cierre de 2024 se sustituyó por el festejo de los 25 años de la asociación, el cual tendrá lugar el próximo miércoles 18 de diciembre en la Sala Zitarrosa, a las 20 horas, con entrada libre. Participarán 13 coros: Voces y Compases, A Todo Riesgo, La Gran Flauta, Grupo Vocal Bilú, Coral Itaty, Grupo Vocal Antaño, Seminario Canta, Los de Siempre, Concuerda Polifónico, Grupo Coral Quantum, Zumbando, Republicanto y Anverso.
Marysel Caraballo, secretaria de Acordelur e integrante del coro Quantum.
En el sitio web de la asociación se puede encontrar el libro digital Cantar al Darno, un homenaje que se le hizo a Eduardo Darnauchans convocando a arregladores uruguayos para que transformaran temas del músico para cantar en coro. “El objetivo era darlos a conocer este año en un concierto, pero no dio el tiempo. Ya lo haremos”, anuncia Montoro.
Desde hace tres años Acordelur apoya también la formación coral de los estudiantes de Enseñanza Secundaria en la órbita pública. “La inspectora, Andrea Tejera, es muy afín a eso porque también es cantante de coro”, detalla Marysel Caraballo sobre los Encuentros Regionales Corales de Primavera que se hacen en todo el país y cuyos gastos corren por cuenta de la asociación. “Es impresionante, van 500, 600 chicos a cantar en cada espectáculo”, apunta sobre una instancia en la que han participado músicos como Alejandro Balbis y Mariana Ingold.
Vale destacar que en 2012 Acordelur fue distinguida con el Premio Morosoli Institucional por su aporte al Uruguay Cultural.
Un poco de historia
De ser coros de iglesia a crear una asociación
A fines del siglo XIX, en las iglesias del Uruguay se comenzaron a dar los primeros pasos en el canto coral con la formación de coros que cantaban en los oficios religiosos.
A principios del siglo XX se formaron los primeros grupos corales, como la Asociación Coral de Montevideo y la Coral Guarda e Passa.
En la década de 1950 hubo un efervescente movimiento coral en el país. Se fundaron numerosos coros con directores de alto nivel, que comenzaron a incursionar también en el exterior y a organizarse para mejorar el nivel interpretativo, la búsqueda de medios y la creación de escuelas corales.
En 1984, un grupo de directores y coreutas intentó organizar la Federación de Coros de Montevideo, pero por diferentes motivos se desvaneció a poco de comenzar.
En octubre de 1996 se realizó un nuevo intento y surgió la Asociación Uruguaya de Canto Coral (Audecco), pero no se llegó a consolidar por dificultades administrativas.
Finalmente, el 13 de diciembre de 1999, en Tarariras (Colonia), se redactaron y se firmaron los estatutos de la actual Asociación Coral del Uruguay (Acordelur), aprobados por el Ministerio de Educación y Cultura el 16 de enero de 2001. La asociación estuvo inactiva por temas económicos entre 2004 y 2010, cuando retomó sus actividades hasta el presente.
(Fuente: Acordelur)
Viajar
Otra de las características de muchos de los coros son los viajes que hacen, ya sea dentro del país como fuera de fronteras. Por ejemplo, con Voces de la Ciudadela, Estela se ha presentado en varios puntos del interior; recuerda especialmente el último festival Encanto de Mar en Piriápolis. Pero con Cantemus llegó a Chile y a la Argentina, y para el año que viene están proyectando una gira por Europa. “Pensamos hacer España y Portugal. Ya tenemos los contactos con los festivales en los que podemos llegar a participar”, cuenta a Domingo.
Por su parte, Raúl Montoro viajó a Torrevieja (España) con el Ensamble Oikos, coro que se especializa en música nórdica. “Se dio por casualidad buscando un apoyo económico de Ibermúsica y nos seleccionaron con todo pago, menos los pasajes, para ir a cantar habaneras, cosa que ni siquiera estaba en nuestro repertorio ni en nuestra historia. Nos fue bárbaro, salimos hasta en Televisión Española”, relata con entusiasmo.
Ensamble Oikos.
Lo bueno de cantar
Marysel Caraballo ha notado que en el último tiempo ha habido “un renacer de la actividad coral”. Sobre todo luego de la pandemia, época en que todos los coros debieron detener su actividad por obvias razones. “Hay como una cosa de entusiasmo, de volver a juntarse”, constata.
Para la coreuta no importa cómo se cante, el objetivo es disfrutar y que eso trascienda. “Que la gente se reúna, cante, vaya a espectáculos… que haga cosas, no importa lo que salga. Nosotros siempre les decimos a los liceales que la herramienta del canto, el instrumento, lo van a poder usar toda la vida. Es un aprendizaje para toda la vida”, remarca.
Por ese camino va Mario Ochiuzzi cuando afirma que cantar abre la cabeza y es además muy importante desde el punto de vista de la salud mental. “Con mi primo, el neuropsicólogo Roberto Ventura, estuvimos dando unas charlas sobre cómo los estímulos musicales en las casas de salud tiran las demencias para más adelante. Sé que hay doctores que dicen a algunos pacientes que pueden dejar de tomar los remedios, lo que no pueden dejar es de ir al coro”, comenta entre risas y en ese tono agrega: “Yo digo medio en broma que si no existieran los coros, colapsaría el sistema de salud”.
Además, destaca que desde el punto de vista de la formación de niños y adolescentes, integrar un coro enseña a crear hábitos.
“Acá es donde venimos a hacer terapia”, bromea Andrea Brassesco, directora del Coro de la Universidad Católica e integrante de Ensamble Oikos. “Se trata sobre todo de disfrutar porque cuando nosotros estamos felices y satisfechos con nuestro trabajo, el público lo nota y viene y te dice: ‘Me emocioné’, ‘se me erizó la piel con esta obra’. Eso es lo que buscamos transmitir”, remarca.
Estela, que cumplió su sueño de toda la vida, lo resume así: “Cantar nos llena el alma”.