¿Qué importancia le dan Orsi y Delgado a la cultura y qué planean hacer con ella?

El Observador. Espectáculos y Cultura.

Por Emanuel Bremermann

 

Un vistazo a las principales propuestas en materia cultural que esbozan los dos modelos de gobierno que se enfrentan el próximo domingo 24 de noviembre

Nadie se rasga las vestiduras por la cultura en la campaña electoral. En los meses anteriores al viejo y querido acto eleccionario, los discursos de los candidatos no están muy teñidos por las eventuales medidas que adoptarán en esa materia, y de hecho hay veces en que ni siquiera forman parte de la conversación central. Un ejemplo al azar: cuando Yamandú Orsi presentó en setiembre los 48 puntos prioritarios de su agenda, de la cultura ni noticias. Y tampoco es que Álvaro Delgado se haya envuelto en la bandera del arte y sus derivados en sus discursos de las últimas semanas.

Pero eso pasa por varias razones, y la más acuciante es que la exigencia y la demanda de respuestas, por lo general, pasa por otras preocupaciones: económicas, seguridad, desempleo. Es esperable que así sea. La discusión sobre el tamaño de la frazada del presupuesto es siempre la misma: ¿Cuáles son las prioridades y dónde se destinan los recursos?

De todos modos, en los planes de gobierno no se hace la vista gorda. De forma más puntual, más extensiva, más superficial, el tema está instalado: todos los partidos hablan en sus programas de lo que quieren hacer con la cultura si son gobierno. Y aunque algunos se limitan a pequeños puntos estratégicos que parecen escritos por Chat GPT, otros se descansan en los siempre cómodos lugares comunes y varios esgrimen los trapos de la “batalla cultural”, pero de una forma u otra establecen ejes temáticos con oposiciones, coincidencias y rivalidades.

Esta nota, entonces, pretende someter a examen el enfoque que cada uno de los contrincantes del balotaje del 24 de noviembre, la coalición republicana y el Frente Amplio (FA), le da a la cultura en sus programas de gobierno. En el caso de la oposición, se tomaron las bases programáticas presentadas para la elección de octubre. En el caso de la coalición, se consideró el Compromiso País y el programa del Partido Nacional (PN) como eje.

El diagnóstico partidario

Cada uno de los programas tiene su propia forma de leer la realidad en la que se encuentra el ecosistema cultural uruguayo.

El programa del Frente Amplio no se anda con vueltas a la hora de golpear a la derecha y a su vínculo con la cultura, ni de utilizar un tono con chispazos de belicosidad: según el texto, esa relación se funda en la “devastación”, la apología al consumo y la individualización, en contrapartida “al motor de cambio y construcción social” que proponen desde esa trinchera.

“El terrorismo de Estado dejó un nefasto legado cultural que se mantiene vigente hasta nuestros días. La derecha desarrolló una acción devastadora contra la cultura, dejando un funesto legado que perdura hasta el día de hoy. La dominación cultural fue y sigue siendo un elemento central para la funcionalidad del régimen, que caracterizamos como neoliberal”.

Además, para el Frente Amplio, Uruguay se encuentra “ante una verdadera emergencia cultural que —si bien no es nueva— se ha agravado drásticamente en el último tiempo”.

“Hoy, la lógica es borrar sistemática e inteligentemente las conquistas y derechos conseguidos por la lucha de trabajadores organizados de la cultura”, sostiene el documento con las bases programáticas del FA, que se afirma además en una visión de la cultura como un derecho a salvaguardar por el Estado. Según ese texto, un gobierno de Orsi profundizaría “el cambio cultural que ha promovido nuestra fuerza política durante sus períodos de gobierno”.

Desde los ojos del Partido Nacional, la lectura es otra. La fórmula nacionalista se presenta como la “reelección” del gobierno de Luis Lacalle Pou y promete un “segundo piso de transformaciones”, también en lo vinculado a la cultura.

El programa presentado por Delgado recupera lo hecho por el gobierno actual y plantea “rescatar, descubrir y resaltar los valores que refuercen la identidad nacional, haciendo hincapié en la libertad”.

El PN considera además que “ampliar el acceso a bienes culturales para todos los uruguayos es prioritario”, y que no se debe “sesgar las preferencias de quienes tienen baja predisposición al consumo cultural».

En tanto, mientras la coalición pone énfasis en el apoyo a la difusión y cuidado de la cultura vinculada la tradición oriental sin perder de vista la “pluralidad”, el FA pone el foco en la multiculturalidad, especialmente las culturas afro, indígenas e inmigrantes, étnicas o típicas de la región del país –con el impulso de “reparaciones históricas” incluidas–.

El programa propuesto por el PN pone un énfasis en el incentivo de la participación público-privada, el desarrollo de las industrias creativas y al estímulo a emprendimientos y empresas, aportando una mirada hacia el desarrollo de la industria también como motor económico.

Salir de la capital

Todos parecen querer “liberar” a la cultura de las fronteras de Montevideo, o al menos eso dicen. La descentralización es una de las mayores coincidencias de las propuestas programáticas de cada partido, pero la preocupación no es nueva, sino más bien un objetivo que se lleva planteando a través de diferentes herramientas en los últimos gobiernos, con mayor o menor éxito.

El Frente Amplio, por ejemplo, propone recuperar los Centros MEC –que el gobierno actual transformó en Centros Culturales Nacionales dependientes de la Dirección Nacional de Cultura en articulación con las intendencias–, instalar subsedes de los institutos de la Dirección de Cultura en otros departamentos, censar a los artistas y trabajadores de la cultura en el interior, poner en funcionamiento un sistema nacional de circulación de bienes y servicios culturales, y varios puntos más generalistas.

Las propuestas de la oposición apuntan a que las políticas culturales territoriales se emitan desde el Estado central, en diálogo con los gobiernos municipales.

El Compromiso País de la coalición también pone énfasis en “seguir avanzando y descentralizando la infraestructura cultural” pero propone lograrlo no solamente a nivel público sino también con incentivos a nivel privado. En este punto pone como ejemplo la instalación del Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry en Manantiales.

Además, propone “expandir la infraestructura cultural” instalando sucursales del Sodre y el Museo Nacional de Artes Visuales en el interior del país con “elencos, capacitaciones inclusivas y centros en colaboración con el sector privado”.

También se plantea “fortalecer la coordinación con Gobiernos Departamentales a través de la Red Nacional de Direcciones de Cultura y la Red de Municipios» y “fortalecer la coordinación con los gobiernos departamentales, a través del Congreso de Intendentes”.

El programa nacionalista además plantea ampliar el apoyo a la Academia Regional de la Tradición, creada en 2022, y promover festivales, fiestas y celebraciones en todo el país “evaluando su impacto en la economía” y “fortaleciendo el programa Rutas Culturales y Creativas”.

Las instituciones

La coalición pretende fortalecer los Institutos culturales que dependen de la Dirección de Cultura (Música, Letras, Artes Escénicas y Artes Visuales), la Agencia del Cine y el Audiovisual (ACAU), Gestión Territorial, Economía Creativa y la Fundación Uruguay Cultura.

Se habla también de la instauración de un Plan Nacional de Cultura y se vuelve a poner el foco en las iniciativas público-privadas para la ejecución de los proyectos, tomando a la ACAU y el cine como paradigma.

En cuanto a las propuestas de la izquierda, una de las primeras en términos institucionales es el cambio de nombre del ministerio: desde el FA se propone un nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes, los Patrimonios y la Educación, que sustituye al Ministerio de Educación y Cultura. En caso de que Orsi sea el próximo presidente, todo apunta a que habrá que decirle adiós al MEC y acostumbrarse a escribir MINCAPE.

También se propone la creación de Consejos Departamentales de Cultura, la construcción de un Plan Estratégico y una Ley Nacional de Cultura y Derechos Culturales y la creación de un Sistema Nacional de Culturas.

Salir al mundo (y traerlo a Uruguay)

La internalización de la cultura es otro de los puntos en común desarrollados por ambos programas.

Si Delgado es presidente, el Partido Nacional establece en su programa la intención de “desarrollar un plan de visibilización internacional de la cultura nacional a partir del cambio favorable experimentado en el presente gobierno en ámbitos internacionales”, y menciona los casos de las ferias del libro de Buenos Aires y Guadalajara, la Bienal de Venecia, y los festivales internacionales de cine y teatro.

Se menciona también la experiencia de la Fundación Uruguay Cultura como modelo de trabajo para la inserción en los mercados culturales internacionales.

Desde el FA se propone la creación de “un fondo específico que apoye la movilidad internacional y la participación en ferias y mercados artísticos a nivel internacional”. Se asegura que un gobierno de Yamandú Orsi buscará “fortalecer la participación en los espacios de interacción y cooperación multilateral”, como el Mercosur.

Pero no solo se trata de salir, también se trata de transformar al Uruguay en un destino atractivo en el mapa del turismo cultural. Este es un aspecto abordado en ambos programas de gobierno.

Los trabajadores de la cultura

Los trabajadores de la cultura se ganan unos cuantos párrafos y puntos en el programa de la fórmula Orsi-Cosse. Se cuelgan conceptos como “profesionalización”“creación de fuentes de trabajo”“formación cultural”; se establece la creación de políticas “ específicas orientadas a la generación de trabajo de calidad y regular el acceso a artistas mujeres y disidencias en todas las áreas”; se habla de un “sistema nacional de certificación de disciplinas y oficios”.

Además, se aseguran “mecanismos para el acceso a la seguridad social de los trabajadores del arte en todas las disciplinas” y la aplicación de las leyes de derechos laborales y protección a la creación artística.

La coalición, en tanto, se limita a esbozar que pretende “promover la capacitación en Propiedad Intelectual y Derechos de Autor en todo el país”.

También plantea la posibilidad de generar incentivos para el mecenazgo y “la canalización de fondos privados al ámbito de la cultura”. Y pretende “desarrollar oportunidades” para emprendedores empresas vinculadas a la cultura.

Presupuesto

En el Compromiso País, redactado en conjunto por los diferentes actores de la coalición republicana, no se hace referencia explícita a un incremento presupuestal en algunas de las áreas en particular.

En cambio, la propuesta programática del FA promete “asumir la prioridad y el incremento progresivo y sostenido del compromiso presupuestal en cultura”.

Entre las áreas que se verían engordadas en una posible administración frenteamplista, surgen del documento lo relacionado a la descentralización y la dotación de recursos presupuestales para que el canal público nacional sea “protagonista de la descentralización cultural generando parte de su programación en todo el territorio nacional”.

¿Qué hacemos con el Patrimonio?

Además de incluir la palabra Patrimonio en el nombre del nuevo ministerio, el Frente Amplio propone “profundizar los programas y las acciones de conservación y gestión del patrimonio material e inmaterial y nuestro acervo cultural”, aunque sin especificar de qué manera lo hará.

Tampoco especifica demasiado el Compromiso País de la coalición, que quiere seguir “desarrollando estrategias para preservar promover el patrimonio cultural de todas las comunidades, reconociendo su importancia en la identidad nacional”.

Ya en el programa del Partido Nacional, se promueven los fondos de infraestructura y “evaluar” el Sistema Nacional de Museos para generar una nueva estrategia de “aprovechamiento y conservación de los acervos”.

El canal de la patria

Para el FA, el “canal público nacional debe ser protagonista de la descentralización cultural” con programación que se genere en “todo el territorio nacional” y con un presupuesto que lo garantice.

“Todos los departamentos tienen que poder acceder a ver contenido local en la TV pública”, dice el programa de Orsi, que también deja espacio para la regulación de los servicios de streaming —”con la finalidad de garantizar el mayor acceso y difusión de contenidos audiovisuales de origen o coproducción nacionales— y el caso de Antel TV, que considera que debe ser “la plataforma de streaming nacional”.

El futuro del canal público no está mencionado en el Compromiso País, ni en el programa del Partido Nacional, aunque sí se establecen lineamientos para la “formación continua del personal encargado del soporte técnico de los medios que difunden y promueven la cultura”.

“Por esta razón, trabajaremos en la implementación de programas de capacitación para operadores técnicos y periodistas de la cultura, usando como estructura el conjunto de medios en la órbita del MEC, en específico, los Servicios de Comunicación Audiovisual Nacional (SECAN)», promete