Cultura y ambiente:

el patrimonio paisajístico territorial gestionado por la comunidad

Mario Rómulo Pareja[1], Federico López R.[2] y Néstor Rodrigo Roncio[3]

“Somos como enanos a los hombros de gigantes.

Podemos ver más, y más lejos que ellos,

no por alguna distinción física nuestra,

sino porque somos levantados por su gran altura”.[4]

Proemio

Se analizan las relaciones conceptuales entre cultura, naturaleza y medio ambiente[5], cambio climático (CC) y desarrollo sostenible, su aplicabilidad a la gestión territorial con participación de la comunidad. Según el concepto antropológico moderno, la cultura es un constructo social holístico que incluye arte, salud, trabajo, educación, economía, seguridad, vivienda y hasta el ambiente. El ser humano se relaciona y accede al ambiente a través de la cultura, pilar central de la cohesión social y territorial.

El CC está deteriorando tanto bienes culturales como naturales pero aún más relevante es su impacto sobre muchos modos de vida. La adaptación al CC, i.e. la identificación y respuesta de la sociedad a las amenazas ambientales, es mediada por la cultura. Ella también determina los modos de producción, consumo y estilos de vida que, con emisión de gases de efecto invernadero, contribuyen al CC. 

El lenguaje y los conceptos manejados por las ciencias humanas, sociales y disciplinas culturales, por un lado, y aquellos de las ciencias naturales y experimentales, por otro, son aparentemente disímiles. Ambos grupos disciplinarios han estado separados, en compartimentos estancos durante siglos.

La gestión integrada del “patrimonio paisajístico territorial”, cultural y natural, requiere de un lenguaje y conceptos comunes que unifiquen las dos áreas disciplinarias, cultura y ambiente. La concepción moderna del patrimonio cultural integra aquellos legados, cultural y natural, de la humanidad dignos de salvaguardarse. El patrimonio se manifiesta, en el territorio, como paisaje cultural en donde la naturaleza es la base, la cultura el agente, y el paisaje cultural, el resultado. La patrimonialización del paisaje, incorporada en la praxis de la gestión así como en políticas públicas, contribuirá a mejorar la salvaguarda de los legados culturales y ambientales.

La factibilidad de la propuesta conceptual la demuestra un proyecto, en ejecución en el Municipio Los Cerrillos, Canelones, Uruguay, en el cual la comunidad está gestionando su patrimonio cultural y natural.

Concepto de cultura

La acepción más común de “cultura” refiere casi que exclusivamente a las artes y letras. Según Squirrú, a la cultura se la considera “Un bien de lujo, un bien suntuario, algo así como bombones en una canasta familiar[i].

Sin embargo, según UNESCO la cultura[6] es todo lo que el hombre crea o modifica “el hábitat, el urbanismo, la educación, la salud y el ambiente[ii]. “En su carácter antropológico, cultura abarca todas las acciones humanas”, VI incluyendo idioma, conocimientos, actitudes, costumbres, creencias y prácticas.[iii] «La cultura tiene que ver con cómo vive, piensa, hace, sueña y comunica una comunidad determinada y su relación con otras, desde la organización de sus instituciones hasta las relaciones humanas con la naturaleza«.[iv]

Cultura, artes y ciencias

El arte y la ciencia son las aventuras del pensamiento”[v], los dos grandes motores de la cultura. Sin embargo, desde el Renacimiento, los conocimientos sobre cultura y sociedad, por un lado, y naturaleza y ambiente, por otro, han estado separados y compartimentalizados. Las gestiones cultural y ambiental han estado distanciadas por el divorcio entre las “ciencias humanas” y las “ciencias naturales y experimentales”. [vi] Charles Snow[vii] decía que había “dos culturas”. “Se trata de dos grupos polarmente antitéticos: los intelectuales literarios en un polo y, en el otro, los científicos[viii]. Recién en el siglo XX “la teoría crítica deconstruye vacas sagradas, como las pretensiones de la ciencia a la verdad y objetividad y las del arte a una sensibilidad especial”. VIII Con ella se inicia la reconciliación, aún en proceso, de las artes con las ciencias, acercando “la objetividad y la sensibilidad”.

 

Cultura y ambiente          

Los términos cultura y ambiente tienen el mismo origen: naturaleza. “Cultura proviene del latín `cultűra`, su significado está emparentado con el cultivo de la tierra, con la agricultura, su concepto proviene de la naturaleza”.[ix] “Ambiente procede del latín `ambĭens` (que rodea). Es el entorno de los seres vivos, son las condiciones bióticas (otros seres vivos) y abióticas (suelo, agua, aire, energía solar) que integran la biosfera o sea la naturaleza.[x] Sin embargo, dado que es la cultura la que determina nuestro pensamiento y comportamiento “el ambiente sólo nos es asequible mediante la cultura”[xi].

El Hombre se relaciona con la naturaleza, con el ambiente, a través de la cultura y la ecología es la ciencia llamada a unir ambas vertientes de pensamiento. En los años 70, ella nos alertó de las presiones que la humanidad estaba ejerciendo sobre el ambiente y popularizó términos como `medio ambiente`, `ecosistema`, `hábitat` y `sostenibilidad`. El paso siguiente llegó con el enfoque de “morfología del paisaje”, surgido en el seno de la ciencia geográfica, que fundó la “ecología cultural”, que estudia cómo el ambiente contribuye a la organización social e institucional. Cuando ella incursiona en los temas económicos y socio-políticos, los conflictos, los cambios y la conservación ambiental, muta a “ecología política”, articulando naturaleza y sociedad.

Respondiendo a la creciente agregación humana en centros urbanos surge, más recientemente, la “ecología urbana”, adaptando los conceptos de la ecología tradicional, desarrollada para ambientes biofísicos “naturales”, a las ciudades. “La noción actual del ambiente de la ciudad incluye los factores biológicos, físicos y químicos, así como los procesos ecológicos”.[xii] Salvador Rueda[7][xiii], su fundador, entiende que “el centro de la planificación urbana deben ser `las personas` y `las leyes de la naturaleza`.[xiv].

La relación entre  cultura y ambiente es evidente en nuevos conceptos, surgidos durante la pandemia de Covi19, como el de salud integral `One Health, Una Salud o Salud Global`. La expansión de las poblaciones humanas y el deterioro del ambiente  aumentan los contactos y los riesgos de transmisión de enfermedades. Todo está conectado: “salud humana y animal, medio ambiente, clima, ganadería, agricultura y biodiversidad”. [xv]

Cultura y desarrollo sostenible

En 2002, Paul Crutzen denominó la época actual como “antropoceno”, caracterizada por “las consecuencias de la presencia humana en el planeta y la dificultad de sostener una distinción clara entre naturaleza y sociedad”.[xvi] La obsesión por el crecimiento económico condujo a la aplicación de modelos de desarrollo con severos impactos ambientales. Sus consecuencias se manifiestan en la pérdida de biodiversidad, la degradación de ecosistemas y biomas, la contaminación de aire y agua, y la contribución antropogénica al CC.

 

En 1987, hace sólo 37 años, el Informe Bruntland[8], “Nuestro futuro común”, publicado por la “Comisión de Medio Ambiente” de ONU, propuso un nuevo marco referencial para el progreso de la humanidad. El “desarrollo sostenible” debe “satisfacer las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”.[xvii]

En 2015, en la “Conferencia Internacional sobre Medio Ambiente Humano”, 193 países suscribieron un contrato social por el cual se comprometieron a alcanzar, en 2030, las metas marcadas por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o sea de progreso económico, social y ambiental. [xviii] La Agenda 2030 no tiene un objetivo específico para la cultura pero “ella está presente de manera transversal en metas relacionadas con la educación, el logro de ciudades sostenibles, la seguridad alimentaria, el crecimiento económico, las pautas de consumo y producción sostenibles, la promoción de sociedades inclusivas y pacíficas y la protección del medio ambiente”.[xix]

El punto 36 de la Agenda es el único que hace una referencia explícita a la cultura[xx] y en él los países signatarios reconocen la diversidad cultural y natural del mundo, se comprometen a “fomentar el entendimiento entre las distintas culturas” y a promover su contribución al desarrollo sostenible. XXII

Algunas metas de los ODS refieren a la cultura. La 2.5 resalta los beneficios de “los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales” para luchar contra el hambre y lograr la seguridad alimentaria. “La 4.7 promueve una educación de paz y no violencia valorando la diversidad cultural y su contribución al desarrollo sostenible”. La 8.9 y la 12.b promueven el turismo sostenible basado en la cultura y los productos locales.  xxii Una de ellas, específicamente, une el patrimonio cultural con el natural: “La 11.4 subraya la necesidad de redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo” procurando que los asentamiento humanos sean “seguros, resilientes y sostenibles”. xxii

 

En 2004, España convocó al “Primer Foro Universal de las Culturas” con el objetivo de promover “cultura de la paz, el desarrollo sostenible y la diversidad cultural”. En él se adoptó la “Agenda 21 de la Cultura” que instaló los ODS en el sector cultural declarando que la cultura no sólo contribuye a reducir la pobreza, sino que también es un “instrumento de cohesión social” y está presente en metas de “educación, ciudades sostenibles, seguridad alimentaria, crecimiento económico, consumo y producción sostenibles, promoción de sociedades inclusivas y pacíficas y protección del medio ambiente”.[xxi]

Para la comunidad cultural la conservación de ambiente no ha sido una preocupación. Su foco ha estado en mejorar, ambientalmente, la gestión institucional. “Las conexiones entre arte e impacto ambiental, la igualdad y la accesibilidad se suman a la inquietud por la sostenibilidad en la gestión cultural y la práctica artística”.[xxii]

Sin embargo, las relaciones de la cultura con el ambiente trascienden la institucionalidad cultural ya que “el desarrollo y la economía son elementos de la cultura de un pueblo”. La cultura preserva identidades y contribuye a “la gobernabilidad, la cohesión social, la creatividad, la defensa del medio ambiente, la cohesión territorial y, en definitiva, la sostenibilidad del desarrollo”.[xxiii]

La Agenda 21 avanzó en la integración de los ODS en el ámbito cultural pero, hoy, la propia comunidad cultural intenta dar un paso más. La propuesta es que “siguiendo la perspectiva del economista caribeño Keith Nurse[9]” la cultura debería ser el pilar central del desarrollo sostenible “y los otros tres pilares, económico, social y medioambiental, deberían girar en torno a la cultura”. [xxiv]   

Cultura y cambio climático

El CC amenaza los sitios culturales tanto como los naturales y pone en riesgo muchos modos de vida. En 2005, el “Centro del Patrimonio Mundial”, de UNESCO, estimaba que el cambio climático amenazaba la mayoría de los sitios de patrimonio natural y cultural.

Un vínculo del CC con la cultura se evidencia en su impacto sobre los grupos humanos. Eventos climáticos extremos y desastres naturales desplazan comunidades y pueblos enteros. Además de tener efectos económicos negativos “las migraciones forzadas provocan estrés emocional y afectan la cultura y modos de vida de las comunidades”.[xxv] El CC pone en riesgo “prácticas del patrimonio cultural inmaterial como tradiciones orales, rituales, celebraciones, artesanía tradicional e interacciones y relaciones de la sociedad con la naturaleza, como prácticas de producción agropecuaria”.[xxvi] La cultura también determina la adaptación al CC ya que es a través de ella que las comunidades identifican, evalúan los riesgos y elaboran sus respuestas. Asimismo, la cultura determina los modos de producción, consumo, estilos de vida y la organización social causantes de la emisión de gases de efecto invernadero que contribuyen al CC.

El CC genera asimismo injusticias sociales y ambientales. “Afecta de manera especial los derechos culturales que, en muchos casos, corren el riesgo de desaparecer”. Los desastres naturales y eventos climáticos extremos afectan sobre todo a las comunidades que tienen “una conexión cultural significativa con la tierra, el mar, los recursos naturales y los ecosistemas, como los pueblos indígenas, la población rural o los pescadores”. XXVII

Patrimonio

El patrimonio es el legado, una “herencia de especial valor que es necesario identificar, salvaguardar, rehabilitar, poner en valor y transmitir a las generaciones futuras”. XXII El concepto actual de “patrimonio cultural” amplía la noción anterior limitada al patrimonio histórico, material e inmaterial. “El patrimonio es un conjunto de bienes tangibles, intangibles, culturales y naturales que forman parte de prácticas sociales”.[xxvii]

En 1972, UNESCO aprobó la “Convención del patrimonio mundial, cultural y natural”, el cual es el “Primer instrumento que pone juntos el patrimonio material y el natural”. Si bien en el documento de la Convención predomina una concepción física del patrimonio natural en él “ya se cuelan términos provenientes del romanticismo, como la “belleza” o la “estética” del paisaje como criterios complementarios”.[xxviii] A través del lenguaje y conceptos comunes, se avanza en el acercamiento de las ciencias culturales y las naturales.

 

El patrimonio cultural “tradicional” incluye lo material, como sitios y monumentos históricos de valor arquitectónico, arqueológico, industrial, etc., y lo inmaterial, como tradiciones, fiestas, rituales, prácticas y costumbres. Según UNESCO a estos se le suman el “patrimonio natural” material que incluye monumentos naturales –formaciones físicas o biológicas– con valor estético o científico, formaciones geológicas y fisiográficas, o regiones hábitat de especies animales y vegetales amenazadas, y zonas naturales con valor universal[xxix] y el inmaterial, como los servicios ambientales. No es posible disociar el patrimonio cultural de los desafíos ambientales que enfrenta la humanidad, como el cambio climático y los eventos extremos, o los conflictos entre comunidades, la educación, la salud y la emigración. “La patrimonialización contribuye a la salvaguarda de los bienes y servicios, ambientales”.[xxx]

En suma, “el patrimonio cultural es un constructo social que incluye lo que socialmente se considera digno de salvaguardar. Este abarca también el patrimonio natural que incluye elementos y conjuntos naturales culturalmente seleccionados por la sociedad.”[xxxi]

UNESCO reconoce además otra categoría de patrimonio vinculada al ambiente: el “patrimonio biocultural”. Este es la “diversidad biológica y cultural” de los pueblos indígenas y comunidades conteniendo lo material e inmaterial, como conocimientos y valores espirituales. Incluye paisajes, cultivos, animales, alimentos y artesanías así como conocimientos, prácticas agrícolas y gastronómicas, y medicinas naturales.[xxxii]

Paisaje territorial  

La RAE define “paisaje” como “parte de un territorio que puede ser observada desde un determinado lugar”. La noción de paisaje está estrechamente asociada al territorio. Ha sido estudiado, por disciplinas artísticas, en donde se acuño el término, y la filosofía hasta la geografía, ingeniería, arquitectura y biología. Simplificando, hay dos concepciones generales. Una es la física o presencial, originada en la disciplina geográfica, con predominancia de lo natural y relacionada al ecosistema. Otra es la perceptiva, la del “paisaje visual”, en la cual la apreciación del observador es imprescindible e interpretativa. “Para que un componente del paisaje pueda ser objeto de interpretación debe haber al menos una persona capaz de percibirlo, estructurarlo y asignarle significado”.[xxxiii] De ahí que el paisaje puede ser útil para las dos áreas disciplinarias, cultural y ambiental.

El paisaje contribuye a la formación de las culturas locales, es un recurso económico que sustenta el bienestar de los seres humanos, ayuda a consolidar la identidad, y es un elemento importante para la calidad de vida de la población, tanto en el medio urbano como el rural”. [xxxiv]

El paisaje es “natural” antes de la intervención humana, antes de que la cultura como fuerza modeladora lo transforme en “paisaje cultural”. “La naturaleza es el sustrato, la cultura es el agente, y el paisaje cultural el resultado”. La cultura se manifiesta en el paisaje territorial el cual puede ser interpretado socialmente como patrimonio.[xxxv] Este enfoque integra y reconoce la riqueza y diversidad de las comunidades locales y los ecosistemas.”[xxxvi] El “patrimonio paisajístico territorial” es el paradigma que integra la cultura y el ambiente.   

Para la ocupación, y uso sostenible por grupos humanos, el territorio requiere un “ordenamiento”. La legislación uruguaya define al “ordenamiento territorial (OT)”, como aquellas acciones estatales que tienen por finalidad “mantener y mejorar la calidad de vida de la población, la integración social en el territorio y el uso y aprovechamiento ambientalmente sostenible y democrático de los recursos naturales y culturales”.[xxxvii]

La ley 18.308 establece cuatro niveles de programación para los Planes de Ordenamiento Territorial (POT): 1) directrices y programas nacionales; 2) estrategias regionales; 3) directrices, ordenanzas y planes departamentales y locales; y 4) planes interdepartamentales. La ley instituye que los Gobiernos Departamentales[10]tendrán la competencia para categorizar el suelo, así como para establecer y aplicar regulaciones territoriales sobre usos, fraccionamientos, urbanización, edificación, demolición, conservación, protección del suelo y policía territorial, en todo el territorio departamental”. [xxxviii]

Canelones: territorio y patrimonio

Durante los últimos años se ha dado una creciente descentralización de la gobernanza político-territorial con transferencia de competencias y autoridad del estado nacional al subnacional.[xxxix] El empoderamiento de los gobiernos departamentales y municipales ha llevado a los gobiernos de algunos departamentos, como Canelones, a tomar novedosas iniciativas de planificación y gestión territorial.[xl]

El Gobierno de Canelones elaboró, en 2018, y está ejecutando, un POT que aúna las dimensiones económica, social,  ambiental y cultural, integrando y articulando “el trabajo de los distintos componentes del Gobierno Departamental y Nacional” con el objetivo de proteger y asegurar el uso sostenible de las áreas rurales y urbanas. [xli]

En el territorio rural, el POT plantea: 1) ejecutar un proceso sostenible de desarrollo, integrando y articulando la diversidad productiva, social, cultural y ambiental; 2) conservar la diversidad biológica y utilizar los recursos naturales de manera sostenible; y 3) identificar y regular “el habitar” del área rural. [xlii]  

Para Canelones “la cultura es el medio para el desarrollo de la ruralidad, promoviendo `espacios de creación y reproducción cultural.[xliii] Su sustento es el paisaje cultural integrado por el patrimonio histórico, el patrimonio cultural material, el antropológico y el arqueológico. La conexión con el ambiente viene dada al reconocer que “este paisaje cultural se construye sobre los recursos naturales –suelo, aguas superficiales y subterráneas, montes nativos y otros ecosistemas— que deben ser manejados sosteniblemente y protegidos”. xliv El paisaje cultural se apoya en el paisaje natural.

El POT es complementado por un “Sistema de Información Territorial” que territorializa la información reconociendo que “Es el territorio en donde finalmente se concretan todas las acciones humanas. [xliv]

Canelones: patrimonio y comunidad

Zaldivar e Inthamoussu (2023) sostienen que

Las acciones en materia de cultura y desarrollo deben contar con la participación de la comunidad en todas las fases de la acción. La sociedad es la receptora del paisaje y quien otorga el valor con base al cual organiza la gestión, por lo tanto, esta debe ser incorporada de forma activa en el proceso”.[xlv]

Para el Gobierno de Canelones “El POT es un proceso participativo” que, por un lado, fortalece los derechos ciudadanos para controlar la aplicación de las políticas públicas y, por otro, identifica necesidades y recoge propuestas de la población”. [xlvi]

Para facilitar la participación de la comunidad en los procesos de planificación a nivel ambiental-territorial, Canelones realiza “Talleres para identificar puntos de restauración ecológica con acciones de conservación y reposición de la flora y fauna del lugar, así como, restitución de los servicios ecosistémicos perdidos”. Los talleres generan y proponen medidas de restauración de los ecosistemas degradados que aumenten la biodiversidad, mejoren la provisión de agua de calidad, fijen carbono para mitigar el CC, regulen la temperatura, retengan sedimentos y nutrientes y mejoren la calidad del suelo.[xlvii]

Canelones: Los Cerrillos

La capital del Municipio canario, urbe original de Los Cerrillos, fue fundada por el presbítero Serapio María Gallegos y Frías en 1858, categorizada como Villa en 1958 y elevada al rango de ciudad en 1971. El Municipio, localizado al Oeste del Departamento de Canelones, fue creado por la ley 18.653 del 15 de marzo de 2010. Es una zona granjera –lechera y hortofrutícola– de 261 km2 donde el accidente geográfico más relevante es el Río Santa Lucía que desemboca en el Río de la Plata. La cuenca del Río Santa Lucía incluye una gran extensión de humedales, albergando un Área Protegida[11] de 86.517 has. que ocupa parte de los departamentos de Montevideo, Canelones y San José. 

La población del Municipio es de 7.700 habitantes –el 2% del total del Departamento— 38% de ellos residiendo en ciudades, lo que lo ubica como el municipio con mayor población rural, 62%, del Departamento. La mitad de su población siempre residió en el Municipio y un 21% es menor de 15 años (Municipio Los Cerrillos, 2023).

Canelones: Marcas Patrimoniales

El Proyecto piloto “Marcas Patrimoniales”, en ejecución en el municipio Los Cerrillos, se basa en la descentralización de la gobernanza y la participación ciudadana en la gestión del patrimonio. Será luego replicado y escalado en el resto del Departamento (ICOMOS, 2023).[xlviii]

 Para el Intendente Departamental, Marcas Patrimoniales es la “construcción colectiva del patrimonio departamental a través de la descentralización y participación ciudadana, `donde las comunidades tienen la palabra`” (Orsi, 2023).                                                              

El punto de partida, pilar para la gestión comunal del patrimonio territorial, lo constituye la asamblea comunal, convocada y facilitada por la autoridad municipal, el Alcalde[12], con el respaldo técnico de la Dirección de Patrimonio departamental, responsable por el Proyecto. En las asambleas, la comunidad, a través de la memoria colectiva, la historia documentada o simplemente oral, identifica el legado local, los valores patrimoniales materiales e inmateriales, culturales y naturales, de su territorio. Ella decide lo que constituye el legado comunal histórico, su patrimonio identitario, y marca los hitos patrimoniales proponiendo medidas de salvaguarda. El patrimonio local es así identificado, rescatado y puesto en valor colectivamente a partir del “relato del vecino y la vecina” (ICOMOS, 2023). A posteriori, se confecciona la cartelería identificatoria, con códigos QR que contienen información adicional, y se diseñan los senderos que unen los hitos patrimoniales.

La comunidad de Los Cerrillos ha identificado y marcado 45 puntos de legado histórico cultural y natural: prácticas, costumbres, tradiciones de identidad comunal y ha creado un camino patrimonial de más de 8 km con varios mojones señalados. Las “marcas patrimoniales”, a través de la imagen, forma y color, guían al público que lo visita. Es patrimonio vivo ya que en los senderos se realizan recorridos, obras teatrales, espectáculos musicales, ferias comunales y se recrean eventos históricos de la localidad salvaguardando y poniendo en valor la cultura y el ambiente. El circuito, gestionado participativamente por la comunidad, ha sido mapeado y georeferenciado. El Proyecto Marcas Patrimoniales de Los Cerrillos está demostrando cómo la comunidad puede gestionar, salvaguardar, y, en el proceso, apropiarse de su propio patrimonio cultural y natural.

Aportes de la cultura a la gestión ambiental

La industria cultural ha propuesto tres vías mediante las cuales la cultura puede aportar a la conservación del ambiente: (1) adopción de prácticas sostenibles por parte de las organizaciones artísticas; 2) promoción por los artistas de una conciencia ambiental, por ejemplo a través de la educación, en temas como el cambio climático; y (3) introduciendo la cuestión ambiental en el diseño e implementación de políticas de desarrollo urbano. xxviiEl desarrollo sostenible del sector de la cultura debería reflejarse en una variedad de resultados económicos, sociales, culturales y medioambientales”.[xlix] Pero, como la cultura es todo, las relaciones de la cultura con el ambiente  trascienden la institucionalidad cultural.

Las motivaciones, principios y objetivos de la gestión patrimonial de bienes culturales, materiales e inmateriales, no son diferentes a los de los bienes –patrimonio material– y servicios –patrimonio inmaterial– ambientales. Para una gestión integrada que salvaguarde[13] la cultura y el ambiente, bajo los mismos principios del legado patrimonial, los/as agentes culturales, sean individuos –arqueólogos/as, etnólogos/as, historiadores/as del arte, antropólogos/as– o instituciones –ministerios de cultura, facultades de arte y humanidades–, y aquellos/as dedicados/as a la gestión ambiental, profesionales –agrónomos/as, biólogos/as, ingeniero/as, ambientalistas— e instituciones –ministerios de ambiente, recursos naturales, agricultura, ganadería, facultades de ciencias– deben acercarse y trabajar con un lenguaje, conceptos y criterios semejantes.

El aporte fundamental que la gestión cultural puede hacer a la ambiental es el paradigma de la gestión patrimonial del territorio como paisaje cultural. La patrimonialización del paisaje, permitirá superar la artificial división entre patrimonio natural y cultural.[l] Es necesario “establecer una nueva relación entre cultura y naturaleza y un nuevo marco de actuación pública, en donde el patrimonio se convierta en una idea-fuerza para la ordenación del territorio.”[li] 

Conclusiones

El concepto antropológico de cultura aceptado es inclusivo: salud, vivienda, trabajo, educación, economía, seguridad, ambiente. Cultura es cómo vive, piensa, hace, sueña y comunica una comunidad, sus relaciones con otras, la organización de sus instituciones y las relaciones humanas con la naturaleza. Ella es un instrumento de cohesión social y ciudadanía y guía transversalmente hacia las metas educativas, la sostenibilidad rural y urbana, la seguridad y soberanía alimentaria y la protección del ambiente. Es a través de la cultura, y gracias a ella, que el ser humano se relaciona con el ambiente.

El paisaje patrimonial cultural es un constructo social incluyente del legado cultural y natural que la sociedad considera digno de salvaguardar. El sustrato es la naturaleza, el agente transformador la cultura, y el resultado el paisaje territorial. La nueva relación entre cultura y naturaleza, y el nuevo marco de actuación pública, tiene al patrimonio cultural como idea-fuerza para el ordenamiento paisajístico del territorio.

La cultura es el eje central del desarrollo sostenible. Ella garantiza la preservación de identidades, gobernabilidad, coherencia social y territorial, creatividad, protección ambiental y sostenibilidad del desarrollo. La cultura es el medio para difundir el mensaje de la sostenibilidad.

El cambio climático amenaza tanto los legados culturales como los naturales pero,  principalmente, muchos modos de vida. Provoca eventos climáticos extremos y desastres naturales que impactan económica, social, ambiental y culturalmente en las comunidades y pueblos causando su desplazamiento. La respuesta al CC, la adaptación, la percepción y ajuste al riesgo, es también mediada por la cultura. Aunque el CC afecta la mayoría de los derechos humanos impacta especialmente en los derechos culturales.

La cultura contribuye a la gestión cultural y ambiental con la propuesta unificadora del “patrimonio paisajístico territorial”. La patrimonialización del paisaje territorial permitirá superar la división entre patrimonio natural y cultural y restaurar el diálogo entre gestores culturales y ambientales. Los agentes culturales individuales –arqueólogos/as, etnólogos/as, antropólogos/as, historiadores/as del arte– e institucionales –ministerios de cultura, facultades de arte y humanidades–, y los ambientales, individuos –agrónomos/as, biólogos/as, ingenieros/as, ambientalistas— e instituciones –ministerios de ambiente, recursos naturales, agricultura y ganadería, facultades de ciencias– deben aproximarse y trabajar de manera coordinada con un lenguaje, conceptos y criterios comunes. Las políticas públicas promotoras de la salvaguarda del patrimonio cultural y natural como paisaje territorial contribuirán a una “gestión cultural-ambiental” integrada.

El patrimonio, es la idea fuerza para la ordenación y gestión cultural y ambiental. Es la memoria viva de la cultura del pueblo y el nexo entre el ser humano y su ambiente. La comunidad, como tutora del paisaje territorial, es el actor indicado para identificar, valorar y gestionar su patrimonio. Con el POT y proyectos participativos, Canelones está demostrando que es posible la construcción colectiva del patrimonio liderada por la comunidad.

Epílogo

Una “metáfora ecológica” de Gonzalo Carámbula une la cultura con el ambiente:

La cultura como un bosque, como un ecosistema, abierto, flexible, dinámico, complejo. Como un bosque donde hay vida, nacimiento y muerte. Esta visión de la cultura debería contribuir a nuestra reflexión[lii]

Bibliografía

[1]Ingeniero Agrónomo (UdelaR), M.Sc. y Ph.D. (ISU). Consultor (retirado) en recursos naturales, ambiente, pobreza y “medios de vida” (livelihoods). Gestor cultural del Centro Miguel Ángel Pareja, Las Piedras, Canelones, Uruguay. Contacto: parejamr@gmail.com.

ORCID: 0009-0008-0102-1520

[2]Diplomado en Gestión Cultural (Centro Latinoamericano de Economía Humana, CLAEH). Gestor cultural y Director de Patrimonio, Intendencia de Canelones, Uruguay. Contacto: federico.lopez@imcanelones.gub.uy  

[3] Profesor titulado (Biología), Músico y Animador. Alcalde del Municipio Los Cerrillos, Canelones. rodrigo.roncio@imcanelones.gub.uy

[4] Bernardo de Claraval, monje cisterciense (Francia, 1090-1153).

[5] En adelante referido sólo como “ambiente”.

[6]Definida por UNESCO como el “Conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social”.

 

[7] Fundador de la “ecología urbana”. Autor del libro “Urbanismo ecológico”.

[8] Así llamado por Gro Harlem Bruntland, en ese momento, Presidenta de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de ONU. 

[9] Dr. Keith Nurse. Director del Centro de Política Comercial Shridath Ramphal, Miembro del Comité Asesor del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA). 

[10] Uruguay está dividido en 19 territorios administrativos denominados departamentos. En ellos, un intendente ejerce el poder ejecutivo mientras que el poder legislativo recae en una Junta Departamental

[11] Los humedales de Santa Lucía constituyen una de las áreas protegidas del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) del Uruguay.

[12]Relevante para el suceso del Proyecto, tanto en su proceso participativo como en cuanto a resultados e impactos, es el hecho de que el alcalde es bien conocido y respetado por la comunidad. Él ha sido residente de Los Cerrillos por muchos años y profesor de enseñanza secundaria en el liceo de la ciudad. Un “líder natural” de la comunidad cerrillense.

[13] El concepto de salvaguardar es inclusivo: defender, amparar, proteger, garantizar conteniendo los de conservación y restauración.

 

[i] Squirrú, Rafael. (s/f). “Citaciones. Sobre la política, el rol la cultura, la responsabilidad del creador”. Wikipedia.

[ii] Mestres, Angel y Jordi Baltá (2022). “Políticas culturales después de la covid-19: algunas aportaciones a debate”. p52. Cultura para la vida. Estudio crítico y plural sobre lo cultural. Fundación Daniel y Nina Carasso.

[iii] Eve (2023) “Explorando Cultura y UX: Un Enfoque Integral”. Espacio Visual Europa, Setiembre 22.

[iv] Carámbula, Gonzalo. (2006). “Algunos casos de la gestión cultural pública de Montevideo”. En: C. Monteta (editor), “El jardín de los senderos que se encuentran, Políticas Públicas y Diversidad Cultural en el Mercosur” (257-277). UNESCO, Montevideo.

[v] Pruneda Paz, Dolores (2023). “El arte y la ciencia son las aventuras del pensamiento”. Entrevista a Marie Orensanz. Infobae. Abril 3. 

[vi] EVE (2023). “Conectando Arte y Ciencia en el siglo XXI”. Espacio Visual Europa, Eve. Museos e Innovación. Agosto 24.

[vii] Snow, Charles Percy (1961). “The two cultures and the scientific revolution”. The rede lecture. Cambridge University Press. New York. 

[viii] De León Rodríguez, Manuel (2019). “Ciencias y humanidades: las dos culturas y los dos idiotas”. The Conversation. Enero 23. 

[ix] Urbanavicius, Danilo (2023). “Ecosistema cultural. Escritos de Gonzalo Carámbula sobre cultura y política”. Danilo Urbanavicius, Editor. Colección Reflexiones, rgc Libros. Buenos Aires. 

[x] Dol, Isabel, Daniela Guerra y Rocío Guevara (2013). “Medio ambiente, conceptos básicos”. Primer Taller de Promoción de Educadores Ambientales Universitarios. Red Temática de Medio Ambiente (RETEMA). UdelaR. Montevideo.  

[xi] Martinell, Alfons. (2020). (Coordinador). “Cultura y desarrollo sostenible. Documento Síntesis. ¿Qué entendemos por sostenibilidad en la cultura o la sostenibilidad cultural?” p94. En: Martinell, Alfonso, Marta García y Lucía Vázquez (Coordinadores).  Aportaciones al debate sobre la dimensión cultural de la Agenda 2030. Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS). Madrid.

[xiii] Rueda, Salvador (s/f). “El urbanismo ecológico: un nuevo urbanismo para abordar los retos de la sociedad actual”. Agència d`ecología urbana de Barcelona. Ajuntament de Barcelona. 

[xiv] Méndez, Camila (2023). “El centro de la planificación urbana deben ser las personas y las leyes de la naturaleza”. Entrevista a Salvador Rueda. Debates ambientales, la diaria ambiente. Setiembre 6.

[xv] The conversation (2023). “Salud Global: la nueva estrategia frente a la amenaza medioambiental”. Setiembre 18.

[xvi] Durand Leticia y Juanita Sundberg (2019). “Sobre la ecología política posthumanista”. Sociedad y Ambiente No. 20. pp.6-21.

[xvii] ONU (1987). “Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Nuestro futuro común”. Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo.  

[xviii] ONU (2015). “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. Naciones Unidas, Asamblea General. Setiembre 18.

[xix] ONU (1987). “Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Nuestro futuro común”. Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo.  

[xx] REDS SDSN (2021). “Objetivos de desarrollo sostenible y sus metas desde la perspectiva cultural. Una lectura transversal”. “La cultura en la Agenda 2030 ¿Por qué los ODS no incorporan la cultura?” p19. En: Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS). Sustainable Development Solutions Network (SDSN). Madrid.

[xxi] Martinell, Alfons (2020). “¿Por qué los Objetivos de Desarrollo Sostenible no incorporan la cultura?”. p10. En: Martinell, Alfonso, Marta García y Lucía Vázquez (Coordinadores). Aportaciones al debate sobre la dimensión cultural de la Agenda 2030. Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS). Madrid.

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[xxxviii] IMPO (2008). “Ley 18308. Ley de ordenamiento territorial y desarrollo sostenible”. Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales (IMPO). Normativa y Avisos Legales del Uruguay. Centro de Información Oficial.

[xxxix] Mendes, Pablo (2023). “Sentarse a la mesa chica: cultura y gobiernos locales”. p18. En: Mendes, Pablo y Christian Morales (Compiladores). Sentarse a la mesa chica: cultura y gobiernos locales.  RGC Libros. Caseros, Argentina.

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[xli] IdeC, Secretaría de Planificación (2018). “Memoria de Justificación y Objetivos del Plan”. p 9. Plan de Ordenamiento Rural de Canelones – Identidades Canarias.  Intendencia de Canelones, Uruguay.

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[li] Gómez Sal, Antonio (s/f). “Cantabria. Aportaciones del debate: premisas básicas a tener en cuenta para la implementación del Convenio Europeo del Paisaje en España”. p280. En: Observatorio de la Sostenibilidad de Europa, OSE. Patrimonio natural, cultural y paisajístico. Claves para la sostenibilidad territorial. 

[lii] Urbanavicius, Danilo (2023). “Ecosistema cultural. Escritos de Gonzalo Carámbula sobre cultura y política”. Edición Danilo Urbanavicius. Colección Reflexiones, rgc Libros. Buenos Aires.