cordes en el plano
Exposición de Leonel Gómez
Agosto 2024. Centro Cultural Miguel Ángel Pareja
Cuando comencé a pintar experimenté muchos enamoramientos en el campo de la plástica: Kandinsky, Picasso, Braque, Matisse, Klee, Dubuffet fueron, entre otros, mis primeras influencias. Más tarde, luego de algunos años de haber comenzado a pintar, encontré una fuente permanente de ideas y motivación en el expresionismo abstracto norteamericano (Pollock, Kline) y en el informalismo español (Tapies, Saura) que sigue hasta el presente. Más allá de las características asignadas a esas corrientes pictóricas, como la libertad creativa, la expresión subjetiva, el gesto y la experimentación con materiales y técnicas, lo que resuena en mí es la explotación intensa y extensa del repertorio básico de elementos plásticos y perceptuales por sí mismos. No necesariamente al servicio de algún tipo de figuración, sino considerándola como un elemento expresivo más, y no como el principio rector de la construcción de la obra.
Miguel Ángel Pareja fue quien me abrió los ojos (la cabeza y la sensibilidad, en realidad) para poder apreciar las obras de esos maestros, a través de su docencia y su pintura. No por mención directa, sino por su práctica docente y por cómo educaba nuestra sensibilidad. Un eje central de su enseñanza era llevar nuestra atención a las relaciones que se establecen en el plano de la tela y cómo los elementos plásticos se influyen mutuamente de maneras muchas veces difíciles de prever. Con frecuencia, nos pedía dar vuelta la pintura que estábamos mostrando para romper el orden con el que habíamos construido la obra (fuera figurativa o no) y observar cómo la relación entre los elementos se reconfiguraba, a veces poniendo en evidencia debilidades en la composición.
Me resulta muy elocuente la comparación que Kandinsky hace del arte abstracto con la música. En última instancia, la música es una organización de notas en el tiempo, a la que se le añaden otros elementos como timbre, textura, volumen, etc. De esa combinación surgen acordes, melodías, ritmos y estructuras musicales que pueden variar infinitamente. Construir formas con elementos visuales es un proceso análogo en el plano de la tela.
En mi carrera como docente e investigador, especializado en neurociencias, llegué a la experiencia sensorial desde otra perspectiva. Comencé estudiando sistemas sensoriales en animales, como el sistema electrosensorial de los peces eléctricos de descarga débil. Esos estudios me permitieron comprender con claridad algo señalado frecuentemente tanto desde la biología como desde la filosofía: el mundo que percibimos no es «el mundo» sino «un mundo». Es aquel que somos capaces de percibir y con el cual podemos interactuar, dependiendo de nuestra dotación particular de «sentidos» y capacidades motoras. Esto es igualmente válido para el pez eléctrico, como para una mosca o para nosotros. El desafío consiste en dar sentido al mundo físico (y social) que nos rodea a partir de cómo ese mundo físico “perturba” las estructuras receptoras de nuestros sistemas sensoriales. Si un lago fuera un ser vivo, podríamos decir que conoce una piedra por las ondas que ésta genera en su superficie.
Leonel Gómez