La Percepción Multicultural
Espacio Visual Europa (Eve), 13 de mayo de 2024
En una novela del siglo XIX, «La víspera del mañana», se relata una reflexión de Thomas Edison sobre la percepción del arte occidental por parte de los pueblos nativos. El texto imagina a Edison poniendo un cuadro famoso, la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, delante de un indio Pawnee. Se pregunta si, «a pesar de todos los esfuerzos por mejorar su visión con las mejores gafas, estos ‘seres de la naturaleza’ podrían llegar a entender lo que están viendo». Este planteamiento revela una visión arcaica y etnocéntrica del juicio estético, asumiendo que los nativos no podrían apreciar ni entender la belleza de la obra de Da Vinci. Hoy, rechazamos esta idea y reconocemos la importancia de una visión más inclusiva y respetuosa de las diferentes perspectivas culturales en la apreciación del arte del mundo.
Ahora, imaginemos mostrarle un objeto de arte de una cultura desconocida a alguien del mundo occidental, como un quipu inca, por ejemplo. A simple vista, el quipu podría parecer sólo un montón de hilos enredados, pero en realidad es una forma compleja de «escritura» que involucra una meticulosa combinación de nudos, colores y patrones. Los quipus no son solo cuerdas enmarañadas; cada nudo y color tiene un significado específico, creando un registro tridimensional y polisémico.
Según Marcia y Robert Ascher en su libro «Código del Quipu», estos artefactos no tienen una superficie definida como los textos escritos. Son estructuras en el espacio, definidas por cómo las cuerdas se conectan entre sí, lo que crea un lenguaje único en tres dimensiones. En los museos actuales, los quipus permanecen como artefactos silenciosos y misteriosos, inertes, pues aún falta descubrir la clave para descifrar completamente su lenguaje.
La clave para empezar a entender los quipus es abrirnos a una experiencia sensorial completa, reconociendo que el arte no occidental a menudo va más allá de lo visual para incorporar un rico espectro de estímulos sensoriales. Horace Walpole, un erudito del siglo XVIII, nos ofrece un ejemplo intrigante de cómo podría explorarse este entendimiento. Al recibir un quipu, Walpole se imaginó un lenguaje compuesto no solo de colores sino también de texturas y olores, inspirándose en las cualidades táctiles y olfativas del quipu para concebir formas completamente nuevas de poesía y comunicación.
Walpole, fascinado por el quipu inca, exploró su potencial multisensorial para desarrollar ideas sobre las correspondencias sensoriales que estaban en boga en su época, anticipando lo que más tarde sería el movimiento simbolista. Aunque no captó los significados indígenas del quipu, su interacción física con él inspiró reflexiones sobre cómo diferentes aspectos sensoriales podrían codificar información. Este enfoque contrasta con interpretaciones más limitadas y visuales del quipu, que lo comparan con la escritura convencional.
El quipu, como señala el estudioso Robert Ascher, no debe verse sólo como un medio visual, sino como una combinación de elementos táctiles y visuales, una perspectiva que aún es difícil de asimilar completamente en el pensamiento académico occidental. La experiencia de Walpole con el quipu fue más parecida a la de un curador que interactúa directamente con una obra de arte, en contraste con la experiencia más pasiva y visual de los visitantes de museos actuales.
En el pasado, los museos como el Ashmolean y el Británico esperaban que los visitantes manipularan físicamente los objetos para entenderlos mejor, una práctica alineada con la epistemología sensacionalista de la época que valoraba el contacto directo y el aprendizaje a través de todos los sentidos, no solo la vista. Esta práctica ha cambiado con el tiempo, limitando la experiencia sensorial en los museos a la visual y sonoro, dejando atrás las ricas interacciones multisensoriales que caracterizaron las primeras experiencias museísticas.
En un ejercicio reciente del Taller de Glasgow, parte del proyecto «Métodos de investigación estética entre disciplinas» financiado por Leverhulme Trust, los participantes exploraron la conexión multisensorial con objetos de museo. Se les pidió que reflexionaran sobre sus impresiones iniciales del objeto en un entorno virtual y posteriormente en un entorno físico, enfrentándolos a preguntas sobre cómo los objetos apelan a sus sentidos, su significado personal, similitudes con objetos cotidianos, y su significado original en el contexto cultural.
Durante la segunda fase, realizada tres semanas después, los participantes tuvieron la oportunidad de interactuar físicamente con los objetos bajo la supervisión de curadores. Este encuentro permitió a participantes como Eric Clarke, profesor de música y psicología, y Fiona Macpherson, filósofa, apreciar más profundamente las cualidades sensoriales y estéticas de los objetos. Clarke, por ejemplo, analizó las gafas de nieve de nativos americanos, destacando la disparidad entre su representación fotográfica y su presencia física, lo que amplió su percepción de lo que constituye lo estético.
Macpherson, fascinada por el espejo de Lord Kelvin por sus únicos efectos perceptivos y su potencial para recrear demostraciones históricas, y Beverly Best, cuyo interés por una estatua birmana de Buda estaba ligado a recuerdos de la infancia, también reflexionaron sobre cómo la mediación digital afecta nuestra percepción de los objetos. La experiencia destacó cómo las interacciones tanto digitales como físicas pueden profundizar nuestro entendimiento de los objetos y su importancia cultural y estética, desafiando la tradicional separación entre los objetos y sus representaciones.
Rupert Cox, en su interacción con una pintura de James McNeil Whistler que representa un biombo japonés con una escena nocturna de Londres, destacó la interacción entre las cualidades sensoriales de la obra. Cox apreció cómo el lienzo no solo representa una imagen, sino que también «crea sus propias condiciones para la visión» y subraya sus características materiales como medios para transformar la percepción en apreciación estética. Su análisis abarca teorías sobre la agencia de los objetos y la biografía social de las cosas, mostrando cómo la obra trasciende las fronteras sensoriales y sociales.
Este caso y otros relatados en el Taller de Glasgow, mencionados en el artículo de Andy Mills en la sección de Diseño Sensorial de la revista «Senses and Society», ilustran la tendencia de «museología sensorial». Este enfoque se aleja de las tradicionales fijaciones museísticas en cronología y morfología para enfocarse en la experiencia sensorial completa de los objetos. La práctica de permitir a los visitantes interactuar físicamente con los objetos, como en el ejercicio de manipulación de tela de corteza dirigido por Mills, enfatiza sentir y experimentar las propiedades materiales de los objetos más allá de la mera observación visual. Este enfoque busca una comprensión más rica y contextual de la estética, resaltando la importancia de una aproximación multisensorial en el estudio de los museos.
Como conclusión, mencionar que estos ejemplos destacan la importancia de un enfoque multisensorial y multicultural en la apreciación de los objetos de arte y cultura. Al abrir nuestros sentidos más allá de la mera visibilidad, podemos entender y valorar las complejas capas de significado que cada objeto cultural posee. Desde el quipu inca hasta un biombo japonés interpretado en Londres, cada pieza nos desafía a pensar en cómo, a través de nuestros sentidos, podemos reconectar con historias y tradiciones de maneras profundamente personales y universales. Este acercamiento sensorial no solo enriquece nuestra experiencia del arte, sino que también nos invita a una exploración más inclusiva y empática del patrimonio cultural global.
Recursos Bibliográficos:
Ascher, M. y Ascher, R. (1981): Code of the quipu: A study in media, mathematics, and culture. University of Michigan Press.
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Classen, C. (1998): The color of angels: Cosmology, gender, and the aesthetic imagination. Routledge.
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Gell, A. (1998): Art and agency: An anthropological theory. Clarendon Press.
Howes, D. (editor) (2014): A cultural history of the senses in the modern age. Bloomsbury Academic.
Howes, D., Clarke, E., Macpherson, F., Best, B. y Cox, R. (2018): Sensing art and artifacts: explorations in sensory museology, The Senses and Society, 13:3, páginas 317-33.
Kopytoff, I. (1986): The cultural biography of things: Commoditization as process. In A. Appadurai (Ed.), The social life of things: Commodities in cultural perspective (páginas 64-91). Cambridge University Press.
L’Isle-Adam, V. (1982): La víspera del mañana. (Texto original publicado en el siglo XX).