Akadem.mx, FaceBook, 04 de mayo 2024.

 El Cubismo

Como todas las vanguardias del siglo XX (los famosos “ismos”), representó un corte con lo tradicional, y puso algo nuevo sobre la mesa: el juego de perspectivas. El cubismo, comenzado en Paris en 1907, rompió con la idea de que los objetos debían retratarse tal cual eran y que lo pintado debía parecerse a la realidad. Por el contrario, en las obras cubistas lo importante era la reflexión intelectual, el concepto en sí mismo; en otras palabras, el objeto retratado no era lo principal, sino lo que el espectador pudiera interpretar del cuadro.

 

Pablo Picasso fue uno de los principales representantes del movimiento, junto con George Braque. Su obra “Las señoritas de Aviñón” (1907) se considera una referencia clave para hablar del Cubismo en su etapa temprana. En ella, se puede ver a un grupo de prostitutas de la calle Aviñón en Barcelona exhibiéndose desnudas; sin embargo, no se retratan como son en realidad, sino como Picasso las interpreta (se dice que existen más de 800 bocetos de esa pintura, lo que nos permite comprender que este movimiento se fundamenta en una profunda reflexión sobre el objeto que se pinta, y no en una aleatoriedad). Él, junto con Braque, analizaban y estudiaban el objeto que deseaban retratar, lo quebraban o desintegraban en varios planos (como un espejo roto), y después elegían los planos deseados y los mezclaban, evitando las figuras completamente definidas: como ver un objeto desde todos los puntos de vista posibles.

 De alguna forma u otra, y como muchos movimientos artísticos, el cubismo fue evolucionando y cambiando con el tiempo, pasando por diferentes etapas, todas ellas basadas en la experimentación. “Ma Jolie” (1911-1912) de Picasso, nos habla de una etapa en la que el cubismo rozaba con lo abstracto, en la se estiró mucho el rompimiento de la perspectiva, pero se conservaba algo de reconocible en el fondo de ella; otras obras como “Naturaleza muerta con silla de rejilla” (1912), evidencian otro tipo de juego, en los que se combinaban la pintura al óleo y el collage de diversos materiales. Y en su última etapa, de la que participaron otros artistas como Juan Gris y María Blanchard, se puede notar un cambio totalmente radical en el propósito con el que se armaban las obras: se tomaban figuras geométricas de color para crear algo, y no tomaban algo para fragmentarlo en sus diferentes perspectivas, mezcladas.

 El movimiento cesó con la llegada de la Primera Guerra Mundial, pero sin duda sus cuestionamientos dejaron una huella imborrable en la forma en la cual concebimos el arte.